Historia de una cita beisbolera en el estadio de los Rockies
Juan Urías en la lomita y Jesús Antonio Rodela en las gradas.
Testimonio de la gran hazaña dominical del lanzador culichi.
6 de abril de 2021
El pitcher mexicano Julio Urías, desde la mirada de Antonio Rodela, una cita en el estadio de los rockies de Colorado, testimonio de uno de los mejores partidos del lanzador mexicano que milita en los Dodger. En su primera salida de la temporada maniato la ofensiva de los locales.
Precedido de una fama envidiable, al ganar la serie mundial del año pasado, con una actuación sobresaliente, sobre todo en el último juego, al sacar los tres últimos outs, los que coronaron a su equipo; los Dodgers de los ángeles, esa es su carta de presentación ante los rockies de Colorado y los aficionados de la Unión Americana.
El enfrentamiento tuvo un significado especial para la comunidad mexicana radicada en el estado de Colorado; se trata de la máxima figura del béisbol azteca en grandes ligas.
Jesús Antonio Rodela Ibarra, originario de esta ciudad, fiel seguidor de los mineros de Parral, beisbolista de cepa, con tiempo de anticipación había apartado los “tickets”, ¡solo hay capacidad para 20 mil aficionados!, el estadio tiene un aforo de 50 mil, pero por las restricciones de la pandemia, la han reducido a menos de la mitad.
Acompañado de su esposa, Bertha Alicia Ruiz, el domingo llego al estadio, puntual a la cita. La atracción era ver lanzar al oriundo de Sinaloa, constatar la velocidad y el dominio que tiene sobre los bateadores.
Las expectativas se cumplieron, al filo de la butaca, Toño, hace emocionado el recuento de lo acontecido hasta la mitad y lo comparte; en la cuarta entrada escribe; “Ahorita vamos en la 4ta y LA llevan 4 y los Rockies 0 el Zurdo Mexicano Julio Urías los tiene muy dominados”
Las emociones son encontradas, el equipo local, el de los Rockies iba abajo, pero un mexicano, el mejor pitcher de la liga es quien la tenía maniatados y ¡apenas es su primera salida de la temporada!
Los lanzamientos permitidos para un pitcher, alcanzaron su límite para el zurdo en la octava entrada. El resumen de su labor fue de siete entradas completas, donde poncho a 6 bateadores y tolero solo tres imparables.
La prensa especializada catalogo el juego del domingo en el coors Field, como una de las mejores salidas de Urías. Al final del encuentro, Toño, con la satisfacción que da presenciar un partido beisbolero, de esos que no abundan, escribe en su celular, desde su envidiable posición en el graderío; “Julio Urías salió en la octava entrada y gano el partido 4-2”
Es la historia de un gran encuentro contada desde la visión de un aficionado proveniente de tierras donde el béisbol es religión. Donde la furia gris, los mineros de Parral, siempre estarán en el corazón. En cada vivencia se atrae un recuerdo, cada out, final de entrada trae el olor del viejo estadio, el sonido de los vendedores de camoninas que retan a la suerte del respetable con la inconfundible voz de ¡ultimo out, ultimo out! o bien del resultado final, sin dejar de lado, las pequeñas cartulinas grapadas que detallan las entradas intermedias. Las impares, donde la suerte toca y la diosa fortuna sonríe al que le toco en la inscripción la posición del jugador que anoto la primera carrera o bien quien consumo el ultimo out.
Así se vive un domingo en el inicio de las grandes ligas. La mesa servida con un mexicano en la lomita y otro en las gradas. Al final el aficionado gana, pero la serie se la llevan lo de los Ángeles, tres juegos a uno. El revés paradójicamente deja el gran sabor de boca, de ser testigos de una nueva hazaña del culichi, Julio Urías.