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Lo que no se dice...

2 de junio de 2025
Lo que no se dice...
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ELECCION. - La jornada electoral celebrada ayer en el estado de Chihuahua pasará a la historia no por su participación ciudadana, sino por el reto que representó para la organización, la memoria… y, sobre todo, la legalidad.

BAJA. - Esta realidad ocasionó que fueran los comicios mas bajos de la historia, en Parral, apenas si llegaron a los 12 mil ciudadanos los que participaron, aunque para ser honestos esta cifra es muy alta en relación a lo que se esperaba, la apuesta es que no superaría los 10 mil sufragios.

DECISION. - Pero lo que debía ser un ejercicio democrático terminó siendo una especie de examen recepcional, donde los votantes llegaban con su “acordeón” de nombres y respuestas previamente sugeridas, analizadas o inducidas en un proceso que se sintió más como trámite que como elección.

SITUACION. - La inducción al voto fue infame, sin disimulo ni pudor. En cada rincón donde hubo casillas, se respiraba más confusión que convicción. No solo por lo complejo del proceso, sino por la sensación —cada vez más generalizada— de que todo estaba decidido desde antes, y que lo de ayer era solo una puesta en escena para legitimar decisiones previamente acordadas.

MAYORES. - Los más comprometidos, como siempre, fueron los adultos mayores, que acudieron con civismo, paciencia y hasta resignación. Pero incluso para ellos, acostumbrados a cumplir con su deber sin falta, la jornada fue un laberinto, un juego que parecía tener reglas hechas para no ser entendidas.

LOCALES. - Y si bien algunos candidatos locales lograron destacar y hacerse de un espacio en la conversación pública, los nombres federales fueron casi invisibles. Para la mayoría, fue una elección a ciegas: votar por quien no se conoce, guiado por lo que otros sugieren.

DECISION. - La gran paradoja es que se trataba de elegir al nuevo Poder Judicial, el que supuestamente garantizará justicia y legalidad. Pero ¿qué legitimidad pueden tener jueces elegidos por menos de una quinta parte del padrón electoral? ¿Qué autoridad moral puede tener un proceso que no convenció ni movilizó?

ESCENOGRAFIA. - Estas elecciones no fueron más que un requisito, una escenografía para validar lo que ya estaba pactado. Y en ese sentido, la ciudadanía no fue protagonista, sino espectadora pasiva de un libreto previamente escrito.

VOTACION. - Lo preocupante no es solo lo que se votó, sino el precedente que se sienta: un sistema donde la participación es mínima, la información escasa y la confianza pública en las instituciones electorales cada vez más erosionada.


Desde la Rumorosa…

PARTIDOS. - Como era de esperarse, los partidos políticos no resistieron la tentación. Aunque oficialmente se trataba de una elección “ciudadana”, sin colores ni banderas, las manos de los partidos estuvieron metidas hasta el fondo, solo que esta vez disfrazadas de funcionarios, servidores y “ciudadanos preocupados”.

SIERRA. - En Guadalupe y Calvo, por ejemplo, el operativo fue descarado. Servidores de la Nación y operadores de Morena se plantaron en las comunidades indígenas como si fueran representantes del antiguo PRI: movilización masiva, acompañamiento en casillas y manipulación abierta del voto. Todo con el afán de demostrar que pueden, de tener la urgente necesidad de que el desgaste y la decepción que ha tenido el gobierno municipal no le afecta en el control de los votos en favor de la causa.

MOVILIZACION. - La estructura de programas como Sembrando Vida una vez más demostró en los hechos que no solo sirve para sembrar árboles, sino también para sembrar votos dirigidos, como si de eso dependiera seguir conservando el empleo.

CAMARGO. - Pero no fue un caso aislado. En Camargo, el asunto fue más burdo: dinero a manos llenas. Una operación bien financiada por morenistas que buscaron comprar votos como quien adquiere boletos de rifa. No por convicción, sino por conveniencia. Lo peor: algunos de ellos fueron detenidos preventivamente, aunque en este país, eso rara vez significa consecuencias reales.

INDUCCION. - Mientras tanto, en el resto del estado, la inducción al voto fue selectiva, quirúrgica, disfrazada de orientación. Las elecciones eran “ciudadanas”, sí, pero la maquinaria política estaba activa. Los partidos quitaron las siglas, pero no las mañas. Cambiaron los colores, pero no dejaron de operar, presionar, inducir y manipular.

VENTA. - Este proceso judicial, vendido como un avance democrático, terminó por ser un espejo de lo peor del viejo régimen, solo que ahora con nuevos actores. Y aunque algunos lo nieguen, la estructura electoral fue utilizada como campo de ensayo para medir fuerza, presencia y obediencia.

MERITOS. - En el fondo, no fue una elección por méritos judiciales, fue una competencia por controlar el voto, por demostrar quién puede mover más gente, quién tiene más operadores y quién reparte mejor los favores.

AUSENTE. - Una vez más, la democracia fue la gran ausente. Porque sin importar qué nombres aparecieron en las boletas, los que decidieron fueron los de siempre: los partidos, las cúpulas, los grupos de poder. Solo que esta vez, lo hicieron sin firmar con su logotipo.

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