Erik Jurado

No hay ruta, pues no hay destino. Ya hace varios años que se ha difuminado por completo el sentido del gobierno en el municipio de Parral. Por mucho tiempo convertir al municipio en una ciudad turística dio a Parral un sentido, una ruta. Las acciones estaban encaminadas a convertir nuestro pueblo en una sociedad turística, había claridad del lugar a donde nos dirigíamos. Pero eso ya no es así.

Ya hace varios años que esa meta caducó, o al menos no es parte de los planes de las últimas administraciones.  Pero tampoco han dibujado un nuevo destino.

Las acciones del gobierno están centradas en promover al gobierno mismo. No se está trazando un lugar para el bienestar o para generar una vocación municipal.

Todo gira alrededor de ganar adeptos, pero no hay una ruta clara, eso sin duda ha ido generando consecuencias presentes aunque muy poco perceptibles si no se les ve con cuidado.

Parral enfrenta un momento de profundo letargo. La económica está pausada, la gente no visualiza el camino a recorrer y los líderes están amedrentados.

Resulta prístino el ascenso de un líder visionario, capaz de configurar un sentido a este pueblo que está en el más profundo de los letargos e indiferencia. La falta de sentido ha provocado la segmentación y alejamiento de la sociedad, no existen grupos bien coordinados, ni dirigidos, pero tampoco existe en el colectivo una impronta sobre hacia donde caminar o como coordinar a los distintos grupos de la sociedad. 

Es urgente re descubrir el horizonte, para trazar la ruta, porque Parral en este momento está falto de vocación.  Eso impacta en el ánimo colectivo. 

Aunque para la construcción de nuevo sentido es necesario entender la historia, a la gente, la cultura y la visión general y colectiva, hay varia perspectivas que deben sumarse, pero que no lo harán mientras no venga un cambio en la manos del gobierno, pues el actual gobierno no está interesado en genera un cambio de fondo, sino simplemente en conservar el poder que han venido fomentando. 

Parral y su gente tienen la respuesta al estado actual, pero no se ejecutará hasta que no exista un liderazgo que verdaderamente se interese en generar progreso, y no en acumular más dinero a costa del pueblo. 

La falta de ruta está fundada en la indiferencia y el miedo, mismas que deberán ser vencidas para configurar un nuevo pueblo, que mezcle el pasado con un futuro promisorio, estamos a buen tiempo, pero varios cambios deben concretarse.