Erik Jurado

Parral empezó bien el año, pues una de las primeras notas es que quien fungió como presidente del proyecto independiente y que se caracterizó por mal utilizar recursos públicos le dice adiós a la administración municipal.

El secretario del ayuntamiento no soportó la presión de los ediles del PRI y decidió dar la razón e irse. La situación es que; en la búsqueda de un proyecto fundado en ambiciones puras, el Caballo decidió dejar de ser independiente y convertirse en uno más de las deleznables mafias de partido, para ello compro los derechos de piso en un partido de poca monta y débiles antecedentes; movimiento ciudadano. El caballo no está apostado a ser gobernador, está apostado a cambiar el domicilio de la tiendita, el negocio ya no estará en la presidencia municipal, ahora estará en su nueva marca, que le permite poner y quitar candidatos (reza por que la recete aun funcione). Con ese cambio en el estilo de comercio debió buscar una figura que le permitiera “hacer y deshacer” el único que se adecuaba a una posición de ese tamaño en un proyecto con pobre perfiles es el incondicional secretario.

En esas condiciones, Sánchez estaba jugando dos roles desde hace varios meses. Era secretario del ayuntamiento (o presidente encubierto) y dirigente estatal de MC. En esta doble responsabilidad era imposible no malversar recursos públicos, pues utilizaba su tiempo y los recursos municipales en hacer campaña y sobre todo hacerse campaña, pues su sueño fallido de una curul nunca llegó.

Ahora, y luego de su salida de la posición que le permitía tener acceso a varios millones de pesos por año estoy seguro que el proyecto y desempeño de MC se verá mermado, entiendo que aún tienen figuras que les permitirán hacer uso de recursos ciudadanos, pero la operatividad será menos.

La salida de Sánchez representa un logro para la transparencia municipal y sin duda la salida de presión para el cabildo, pues hasta los mismos regidores independientes gozaran de la soltura de ser libres y tener voz autónoma, condición necesaria en un cabildo.

Sánchez se va y con él, esa figura del pequeño dictadorcillo que siempre fue un rey enano con delirios de poder, soñó con hacer un sequito de fieles seguidores, a quienes les vendió que era desarrollador de talentos, cuando en realidad los robaba y explotaba ideas ajenas.

Para Parral este cambio en la secretaria representa en vuelco a las viejas costumbres, la alegría y la camaradería, estoy seguro que nos avizoran buenas fechas y que la tensión generada por estos cinco años devendrá en algo más productivo.

Adiós a Sánchez, adiós a ese proyecto desinflado que aparentó tener visión.