Alicia Esparza
23 de enero de 2025

DICHO POR ROCHA
José Guadalupe Rocha Esparza

Recibí a mi madre en su propia casa de Guadalajara para que vuelva a vivir entre nosotros a sus 90 años. Previo plan, llegó en noviembre, día tres, con mínimo equipaje. Desde entonces vive una niña mayor en San Uriel. Camina por todos los espacios que conforman su entorno. Se detiene, levanta la vista, mira cuadros, adornos y el acomodo de todo.
Sonríe, mientras me confía su eximia vida con todo detalle. Duerme bien y siestas también. Adicta al lácteo e irremplazables bananas y galletas. Vulnerable ahora es. Se deja llevar, pasear. Segura de verme en casa, respira aliviada. Mamá siempre fue independiente, más al enviudar a los 52 años. Hacía lo que quería. Ahora la ineluctable vejez pasa factura.
Comparto y recorro junto a ella su mundo frágil, amor, ternura y exquisito sentido del humor. Deseo que este nuevo camino sea feliz para ella, rodeada de sus cuatro hijos. Ahora tenemos una nonagenaria hija, anhelando verle contenta, tranquila, en paz. Pedimos a Dios quedarse entre nosotros más tiempo, dejándose abejorrear, apapachar o mimarse.


La Expresión Continúa...

