Asesinato de jesuitas visibiliza abandono de Maru a la sierra
23 de junio de 2022

Cañonazos
Columna de análisis político de Ciudad Juárez

La tarahumara no es prioridad para el estado
Federación tiene más presencia en la Sierra
Lamenta Papa Francisco asesinato de padres
Ponen precio de 5 MDP a la cabeza de “El Chueco”
Fierro da una, localizan cuerpos de víctimas
Corcholatas se mueven en tierras fronterizas
La tragedia ocurrida el pasado 20 de junio, en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, en donde dos padres jesuitas y un civil fueron asesinados visibilizó el abandono gubernamental de la Sierra Tarahumara, cuyas comunidades tienen que enfrentar la pobreza, el saqueo, el desplazamiento y resistir a los grupos armados del crimen organizado.
El homicidio de los padres jesuitas ha llamado la atención de los medios nacionales e internacionales, y han servido como caja de resonancia para los propios clérigos de la orden religiosa y otros activistas sociales que conocen la realidad de la Sierra Tarahumara y denuncian la situación.
Uno de ellos es el vicario de la Diócesis de la Sierra Tarahumara, Héctor Fernando Martínez Espinosa, quien ha ofrecido varias entrevistas en donde abiertamente señala la nula atención de la gobernadora Maru Campos por las comunidades tarahumaras.
En entrevista con Carmen Aristegui, el clérigo aseguró que los asesinatos de los sacerdotes jesuitas y el guía de turistas se pudieron haber evitado si la gobernadora de Chihuahua hubiese atendido la agenda social en la zona.
Tras el homicidio de los dos padres, la compañía de Jesús en la Tarahumara perdió la confianza con el gobierno del estado para generar algún espacio de atención a estas comunidades.
Héctor Fernando Martínez aseguró en las múltiples entrevistas que desde hace nueve meses le plantearon a la gobernadora trabajar en conjunto una agenda social, pero no ha respondido, vaya ni siquiera los ha atendido.
Cuando el clérigo dice que los asesinatos de los padres y muchos otros se pudieron haber evitado, es porque dentro de la agenda social ellos tienen a todos los grupos armados del crimen organizado detectados, y no para denunciarlos, sino para trabajar una estrategia con conocimiento de la zona y para aprovechar el vínculo que tiene la iglesia centenaria en la tarahumara, muy distinto al que tiene los funcionarios del estado.
Los actuales vicarios de la Diócesis de la Sierra Tarahumara tienen más de 30 años trabajando en la zona, hablan rarámuri, conocen las comunidades, a la gente, como conocen a José Noriel Portillo Gil alias “El Chueco”, presunto responsable del asesinato de los dos padres y un laico.
Todo ese conocimiento y experiencia de los jesuitas no ha sido aprovechado por el gobierno de Maru Campos, ni por los pasados, para crear una agenda de trabajo tendiente a la regeneración del tejido social de esa zona vulnerable afectada fuertemente por el narcotráfico.
Al igual que el vicario de la Diócesis de la Sierra Tarahumara, otros jesuitas, defensores de derechos humanos y activistas sociales se quejan de los oídos sordos y de la falta de atención del actual gobierno para atender las problemáticas, no solo de inseguridad, sino de educación, la hambruna agravada por la sequía, entre otros problemas graves que tienen esas comunidades olvidadas.
La tarahumara no es prioridad para la gobernadora Maru Campos.
Desde esas tribunas los jesuitas le hicieron un llamado a la gobernadora a que se siente a dialogar con ellos, a que los escuche y a que les dé un trato humano, no solo a los sacerdotes que tienen mucho que aportar, sino a todos los habitantes de esas comunidades.
La invitaron a que tome en serio la Comisión de Pueblos Indígenas, que la usa como lo que es: un instrumento de servicio y no de pago de una cuota política, tal y como lo hizo por el apoyo recibido en campaña.
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Al gobierno federal lo sienten más cercano, pero superficialmente a través del apoyo de los programas asistencialistas; no llevan programas estructurales que resuelvan de fondo las problemáticas.
Por obvias razones la comunidad jesuita no está muy de acuerdo con la política de desarrollo social de la Cuarta Transformación; pero no les queda otra que organizar a la gente para que reciba los apoyos; no existe un plan estructural de apoyo a la Sierra Tarahumara.
Y aunque les duela a algunos de sangre azul, el delegado del Malestar Juan Carlos Loera de la Rosa tiene más presencia en la Sierra Tarahumara que la “fifi” gobernadora Maru Campos.
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Los hechos de Cerocahui tuvieron una gran repercusión internacional, en especial consternaron al Papa Francisco quien condenó los crímenes de sus dos hermanos jesuitas y también visibilizó los asesinatos en México, luego de referirse al caso en su audiencia del miércoles en la Plaza de San Pedro.
La congregación religiosa de los jesuitas es la que tiene mayor presencia en el mundo lo que permitió que el crimen de los dos padres le diera la vuelta al orbe.
Este caso permitió visibilizar los miles y miles de homicidios dolosos ocurridos en México que actualmente tiene zonas ingobernables como la Sierra Tarahumara que es dominada por los cárteles del crimen organizado.
El jesuita argentino lamentó desde el Vaticano para el mundo: “¡cuántos asesinatos hay en México!” y refirió: “una vez más, repito que la violencia nunca resuelve los problemas, sólo aumenta el sufrimiento inútil”.
La muerte de los dos vicarios jesuitas sirvió para hacer visible el dolor, el sufrimiento, la angustia y la impotencia por la gran impunidad que sienten miles de familias mexicanas que han sido víctimas de la delincuencia organizada.
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Al cierre de esta columna ni la Fiscalía General del Estado ni las autoridades federales, ni rastro tenían sobre el paradero de José Noriel Portillo Gil alias “El Chueco” a quien le pusieron precio de cinco millones de pesos por su cabeza.
Cuando El Chueco se paseaba como Juan por su casa por toda la zona de Urique allá en la Sierra Tarahumara nunca pudieron detenerlo, pese a que había orden de aprehensión en su contra.
La recompensa que está ofreciendo el estado por la cabeza de El Chueco es la más alta que se ha ofrecido en la historia del Estado.
La medida la tomó el gabinete de Seguridad a raíz de la gran presión social a la que está sujeto el gobierno que encabeza Maru Campos.
Y mientras el fiscal general del Estado, Roberto Javier Fierro Duarte daba a conocer los detalles sobre la recompensa, tras los operativos realizados en el municipio de Urique lograron localizar los cuerpos de los dos sacerdotes y un guía de turistas que fueron asesinados.
Hasta ahora ese es el mayor logro de la Fiscalía, porque hasta hoy, solo han informado a la población que los trabajos y las acciones efectuadas en los operativos conjuntos desplegados en la región han permitido obtener datos importantes que abonan a la investigación.
Pero las acciones de las autoridades no son suficientes para encontrar y aprehender al presunto responsable, así que tuvieron que recurrir a la participación de la ciudadanía para lograr la pronta ubicación de El Chueco, presunto asesino para que responda por sus crímenes.
Esa zona de la sierra en donde sucedieron los hechos ya ha sido sitiada por más de 60 elementos de la Guardia Nacional y 250 efectivos del Ejército Mexicano que conforman la Fuerza de Tarea Regional establecida en Chihuahua, así como agentes de la policía Estatal y Ministerial, todos en busca de la pista de El Chueco.
Por su parte, el Instituto Nacional de Migración formuló una alerta para cercar al presunto asesino de los dos padres jesuitas y evitar que se sustraiga de la justicia.
Los 194 puntos de tránsito internacional del territorio nacional por donde pudiera escapar El Chueco ya prendieron focos rojos, y el personal de vigilancia y aduanas están muy alertas para detectar cualquier movimiento de ingreso o salida del sospechoso.
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Por fin los simpatizantes de Claudia Sheinbaum la jefa del gobierno capitalino saldrá este sábado a dar la cara a los morenistas fronterizos. A las 9:30 tienen programada una rueda de prensa desayuno en el restaurante del María Bonita Pérez Serna.
Después habrá un evento con el polémico actor político Alonso Ramírez Cuéllar, quien no es bien visto en palacio nacional, dicen que al evento asisten Víctor Quintana Silveyra, Miguel Ángel Colunga, así como Osmad y Hugo González.
Por ciudad Juárez, la anfitriona del evento será la sínica Esther Mejía. El objetivo es apoyar a la hija predilecta de Tlalpan rumbo al 2024.
Claudia Sheinbaum, también, al igual que Marcelo Ebrard ha sido destapada varias veces por el presidente de México para ser la abanderada de Morena.
Se ha dicho que pronto pudiera estar la jefa capitalina en esta frontera, sin embargo, no hay fecha exacta.
[9:39 a. m., 23/6/2022] Profe Jesus Quiñones: Por favor subir esta columna
[9:39 a. m., 23/6/2022] Profe Jesus Quiñones: Se llama cañonazos
[9:39 a. m., 23/6/2022] Profe Jesus Quiñones: Es opinión
[9:39 a. m., 23/6/2022] Profe Jesus Quiñones: Ahí está el logo
[9:40 a. m., 23/6/2022] Profe Jesus Quiñones: El llanto de un hermano jesuita
A continuación, el escrito del padre «Pancho», un jesuita de la Tarahumara que hace este responso intitulado “Mi manera de llorar” y que circula en redes sociales:
La oscuridad se cierne sobre nuestra sierra, la lluvia trémula provoca el escalofrío de los huesos, ésta, se encarga de recordar que el cielo también puede llorar y hoy lo hace. La tristeza nos invade, no sólo por los que hoy caen, sino por todos aquellos que han muerto, consecuencia de una guerra absurda y estúpida.
Mis hermanos Joaquín Mora y Javier Campos se suman a la ineptitud gubernamental, incapacidad de aquellos que fueron elegidos para protegernos y que nos siguen abandonando a nuestra suerte. No es sólo el que aprieta el gatillo sino también aquellos que teniendo el poder para detener esta barbarie y prefieren no hacer nada, ellos también son cómplices.
Tarde o temprano sucedería, todos los sacerdotes de esta región sabemos el riesgo de estar en estas tierras; hoy nos toca sufrir dichas consecuencias y lo asumimos, porque nos sabemos parte del pueblo, al que hemos acompañado en sus momentos de tanto dolor. Los padres Joaquín Mora y Javier Campos eran parte del pueblo, y mueren en la raya, intentando protegerlo de la brutalidad, optando por la paz.
Estas letras son de dolor y amargura y tal vez son las mismas que quisieran plasmar muchos de los fieles del pueblo de Cerocahui y de todos aquellos que conocían a alguno de los padres, porque no sólo eran unos curitas de sacristía, sino verdaderos amigos, papás, hermanos, compañeros de camino, de allí nuestra agonía.
¿Acaso es necesario un par de mártires para poner manos a la obra? ¿Es necesaria su muerte para que nuestras infames instituciones hagan verdaderamente su trabajo? No tengo respuesta a estas interrogantes, sólo sé que las manos gubernamentales están bañadas de sangre.
Estas son mis palabras, no sólo por nuestros hermanos sacerdotes, sino por todas las víctimas que siguen sufriendo las consecuencias de la violencia. La consternación nos llega al presbiterio de Tarahumara y sufriremos la partida de nuestros amigos, teniendo en claro que ellos ya descansan y que nosotros honraremos su memoria buscando que nuestra realidad sea transformada en lo que Dios quiere para su pueblo.


La Expresión Continúa...

