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¿Caballomania?

24 de noviembre de 2020
Erik Jurado

Erik Jurado

Regidor del ayuntamiento en Hgo. del Parral
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En últimos días y tras el cambio de color político de dorado independiente a naranja MC, se han hecho presentes anuncios espectaculares en varias latitudes del Estado; esta publicidad cuestiona si es que la gente está lista para la “caballomania”, cosa que personalmente me parece de muy mal gusto, porque en plena pandemia, y en uno de los declives económicos más feroces de los últimos tiempos, el presidente municipal de Parral dirige sus esfuerzos a su imagen y proyecto personal.

Pese a lo grotesco que es ese gesto de andar haciendo política en medio del sufrimiento humano y la penumbra social, deberíamos preguntarnos qué es exactamente la caballomania. Me queda más que claro que no es una atracción por los bellos equinos, que han acompañado al ser humano en su historia y sociedad. En definitiva no, esto de la caballo manía tendría que ver con la figura de Alfredo Lozoya. Entiéndase a las manías como un concepto clínico donde se hace referencia a estados alterados del estado de ánimo, como euforia exagerada y pensamientos descontrolados.

Entonces esos anuncios espectaculares (muy caros por cierto) aluden que existe una emoción incontrolable hacia Alfredo Lozoya y su proyecto político. Queda claro que al menos, el presidente municipal no ha entendido de fondo lo que es la política, pero ya entendió bien lo que hacen los malos políticos.

Alfredo Lozoya es ya la representación de todos los vicios modernos, es político que lucra con el mal ajeno y lo capitaliza, el político que saca ventaja de su situación, que se desentiende de su palabra sin ningún problema, el que hace acuerdos en lo oscuro, Alfredo y su caballomania representan más bien una caballo disforia. Existe una desproporción sobre lo que Lozoya y su equipo ofrecen y lo que realmente venden.

Su exagerado trabajo en redes ha convertido a Lozoya y su proyecto en un verdadero trastorno mental, tanto que sólo ha logrado engañarse. Tal vez vendría mejor hablar de una megalocaballomania, los deseos, los negocios, la gloria y la fama han superado el tratamiento honesto y directo.

Un presidente sin presencia ni soluciones, un presidente que pasa más tiempo viendo como tejer su estrategia electoral, que tiene el descaro de buscar acomodar al siguiente títere y que seguramente dejará en próximos días su encargo municipal sin haber cumplido nada de sus promesas, pero también sin concluir lo que inicio. Lozoya deberá pedir licencia en breve para atender lo que desde el principio le ocupó; tejer su proyecto personal.

El presidente se va y deja un solo desastre. Muchas cosas inconclusas y un discurso muy inflado. Una ciudad en completo caos y miedo, pero tal vez su retirada sea lo mejor, que el personaje busque sus sueños, pero que los ciudadanos recuperen lo suyos.

En breve si yo personalmente tuviera que definir que es la caballomania, yo diría que es el delirio de un solo hombre que se contagia en los intereses de sus más allegados y aplasta las necesidades de un pueblo.

La Expresión Continúa...

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