Erik Jurado

México está sumido en una crisis política muy clara, es evidente que la historia que se percibe a nivel nacional se replica en cada Estado y a su vez en los municipios.

Liderazgos apostados en quedarse con la mayor cantidad posible de recursos públicos, inexistencia de proyectos claros o de continuidad, el secuestro de los partidos políticos, por grupos lejanos a los intereses colectivos, la marcada ignorancia de la función pública, por parte del pueblo y de los mismos funcionarios, además de un marcado repudio hacia observar el trabajo público y las decisiones arbitrarias que en nada abonan al bien común.

Probablemente el mal lo conocemos todos, pero ¿Cuál es la solución a esta crisis?

La solución es compleja y no creo que sea instantánea, el primer paso reside en generar una visión de conjunto, en aceptar que los problemas políticos, son problemas de todos y no solamente de un grupo. En entendernos todos como agentes tendientes al cambio y responsables de los cambios nacionales, es necesario romper con la visión de que; alguien más debería solucionar ese problema.

La educación política de los jóvenes es crucial, y es algo que está muy poco atendido.

Posteriormente uno de los elementos fundamentales es devolver a los partidos una vocación social y la vigilancia, que los partidos sean de nuevo una representación de la sociedad y sus problemas y no una camarilla de amigos haciendo tranzas.

La educación política y el compromiso cívico deberán ser el eje de cambio, y el sueño de un mejor país el alicante.

Todo esto debe venir aparejado con una re conceptualización del gobierno y el poder público, dejar atrás el populismo, por que debe ser ineficiente, por que los ciudadanos debemos entender que no necesitamos nada del gobierno más que buenas prácticas y funcionalidad en el quehacer diario, las despensas estarán bien, dentro del marco de un programa y como elementos para resolver la dificultad momentánea de una familia.

La critica y la recuperación de los medios de comunicación es una impronta necesaria, pues deberá de verse como un mecanismo de control, pues en realidad debe ser un mecanismo de comunicación global y desarrollo social.

Y probablemente todo esto debe iniciar en el ciudadano, el mecanismo está en nuestras manos, pues la única forma de que esto que parece un sueño sucede, inicia tomando buenas decisiones; valorando la trayectoria de los candidatos que ocuparan los espacios y los deseos en su mandato, probablemente la solución a todos los problemas está no en votar por los más agradables, los más guapos o los mas populares, la gracia está en votar por los mas aptos, aunque no sean los más sonrientes.

Querido lector valore esta ultima idea, yo mismo lo he hecho, pues, así como usted también he caído en la tentación de: “votaré por él, porque la mejor opción posible no ganará”.