Lic. Eduardo Burciaga.

Las calles solas, cintas amarillas en estacionamientos del centro, los pocos negocios que están autorizados para abrir lucen vacíos, decenas de comercios cerrados, en las calles solo se ven desfilar unos cuantos vendedores ambulantes, el señor de las paletas de hielo empujando su carrito en dirección de las colonias en busca de clientes a quien poder ofertar sus productos, el ingreso diario no puede faltar porque es el sustento de la casa; es el primero domingo del regreso al semáforo en rojo en la ciudad, las calles lucen desoladas como anunciando la proximidad del día de difuntos, el clima siempre es similar en estas fechas, las rachas de aire que hacen que el día se muestre más triste de lo que esta pandemia lo ha logrado hacer.

Volvimos al semáforo en rojo en el estado, no entendimos que el virus continuo entre nosotros, los contagios están al por mayor, las acciones tuvieron que ser más extremas, los negocios apenas comenzaban a retomar sus ventas y los servicios incrementaban, sin embargo, la situación vuelve las sombras, sin tiempo definido.

Nuevamente a descansar al personal de las tiendas del centro, la crisis regresa, las rentas, la nómina, los servicios no esperan al comerciante, los gastos continúan, en algunas ocasiones hasta son más gastos por la situación, los insumos de limpieza se tienen que seguir surtiendo y usando con más frecuencia para mitigar el virus.

Apoyos, esos no existen hoy, tenemos que atender la situación con nuestras propias manos, los créditos no son viables ya que no hay manera de pagar sin ingresos, ¿Quien asegura su cobertura?, la situación hoy es similar a la que vivió Estados Unidos en sus peores días, los contagios siguen sumándose, ya no es uno o dos ahora son decenas diarios, en una ciudad de poco más de 110 mil habitantes.

Hace meses el gobierno federal dijo que teníamos domada la pandemia, que pensar en 60 mil muertes sería catastrófico hoy actualmente se habla de más de 88 mil muertes en el país y no se ve que la estemos controlando o disminuyendo, pero no es culpa del gobierno, ni del sector salud, los hospitales que se encuentren saturados es una realidad que se vive, no teníamos capacidad hospitalaria, ¡eso ya se sabía!.

Hoy solo queda hacer lo propio, tratar de tomar las mejores medidas de distanciamiento social y de higiene que se pueda, usar el cubre bocas donde sea y en las condiciones que se encuentren, aunque nuestro presidente diga que no es la solución, científicamente está demostrado que es el principal cuidado que debemos tener.

Hay desesperación en la ciudad, la situación económica siempre ha sido difícil hoy es más crítica sumándole que las fuentes de trabajo han cerrado, pero para poder regresar y tratar de mitigar lo económico, necesitamos cuidarnos, y cuidar a el prójimo, se habla de aproximadamente un mes nuevamente en lo que todo estará detenido, estaremos varados en el semáforo rojo, del segundo round, en el primero no entendimos y siguió todo en una manera desacelerada, hoy toca poner un alto a esta pandemia.

Toca tratar de no dispersar el virus, de que los contagios se den, pero de manera paulatina y aisladas, para que los hospitales no estén saturados y se pueda brindar atención a quien más lo necesite. Hoy nos necesitamos, es hora de ayudar, hora de ser el mejor ciudadano y cuidar a los más desprotegidos. Ayúdanos a salir de esta y poder volver a la normalidad que tanto extrañamos!!.