Jesús Daniel Carbajal

En esta lectura les propongo hacer un recorrido histórico hasta la antigua Grecia y reflexionar sobre los problemas de la democracia, en el cual se abstraerán partes del pensamiento Platónico y Aristotélico, para así generar un análisis contemporáneo.

Si bien las ideas de la democracia moderna tienen sus orígenes en Francia e Inglaterra, es importante recordar a los primeros pensadores que hablaron de ella, es por esto que retrocederemos cientos de años más y llegaremos hasta la Grecia antigua en la ciudad de Atenas en el siglo VI a. C.

La democracia propone que todos los hombres son iguales ante la ley, por lo que todos los hombres tienen derecho a opinar, participar y tomar decisiones, por esta razón el poder del Estado recae en la sociedad, puesto que la población decide por mayoría que acciones se van a tomar y por consecuencia quien va a gobernar.

Los dos grandes pensadores de la Grecia antigua llamados Platón y Aristóteles, a pesar de sus grandes diferencias teóricas, coincidían en que la ignorancia y la falta de educación de los ciudadanos era el mayor mal del sistema democrático.

Platón reflexionaba sobre quien debería gobernar y debería tomar las decisiones, tenía la intención de generar un nuevo sistema político ideal, ya que no creía que ningún tipo de gobierno que existente fuese perfecto, a partir de este punto hace su crítica al sistema político democrático exponiendo que solo los individuos que tengan un grado de conocimiento de cómo es que funciona la política deberían ser los encargados de gobernar y votar. Pues un ciudadano normal no tiene los conocimientos necesarios para tomar una decisión razonada, ya que un individuo con poca o nula información sobre cómo es que funciona la política, suele ser persuadido con mayor facilidad por personas con una buena retórica o simplemente haciéndoles promesas imposibles de cumplir, pero que endulzan los oídos de cualquier ciudadano promedio.

Sin duda alguna se le tiene que reconocer a Platón la excelente reflexión que hace sobre el gran daño que provoca la ignorancia hacia la democracia y a pesar que han pasado cientos de años de estos primeros análisis, los podemos percibir en nuestra actualidad.

Un ejemplo de nuestra realidad es la utilización descarada de influencers, actores, y aquellos que están en los medios de comunicación, para hacer campañas políticas con el fin de influir en las decisiones de los ciudadanos.

Para Aristóteles es importante estudiar los sistemas de gobierno y observar los elementos útiles que funciona para desarrollar sociedades más justas y funcionales.

Por eso propone un justo medio entre aristocracia y democracia, en donde la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y en conjunto con los más capacitados generen un sistema político enfocado en el bien común, pues sabía los peligros de la ignorancia.

Aristóteles comprendía realmente como es que debería funcionar un sistema de gobierno democrático y es que en la actualidad la mayoría de los grupos políticos que se mantienen en el poder, tienen una figura pública que atraiga a la sociedad y por otra parte un grupo de intelectuales que lo apoyan, algo similar a lo que proponía Aristóteles.

Y es aquí el papel ético que tienen el intelectual contemporáneo, pues a pesar de que los intelectuales no son los más aplaudidos por la ciudadanía, ni son el actor principal que observa la sociedad, son los que están tras las cortinas generando y ejecutando las políticas, además de controlar las paciones de la figura pública que se presenta ante la sociedad, por consiguiente en sus manos cae la responsabilidad de establecer políticas justas para todos.

Me gustaría para concluir que el lector reflexionara sobre su capacidad para decidir en las elecciones, pues tiene que preguntarse si sus pensamientos son gobernados por la pación o por la razón.