Erik Jurado

En nuestro país la educación siempre ha sido deficiente en comparación con los países avanzados, la falta de inversión en infraestructura, capacitación, buenos sueldos, etc. Son barreras que impiden el progreso sostenido en esta área. Se han realizado pequeñas conquistas que nos depositan al interior de los países competitivos, pero siempre por debajo de las grandes potencias.

La situación tan peculiar de la educación es tan amplia, que sería imposible abordarla en este espacio tan breve, pero sí podemos dar pequeños pasos, y en esta ocasión me gustaría analizar algunos puntos y muy específicos, actuales de la educación superior en la región, sus limitaciones y retos.

Si nos situamos en el municipio de Parral la oferta académica, las carreras, y los espacios de estudio se han incrementado en comparación a una década. Probablemente las opciones pueden ser suficiente, pero no de calidad. El problema más grande que se vive en la región es la pobre inversión a la calidad de los servicios educativos. Aunque las opciones educativas existen, no son competitivas con otras instituciones en otras latitudes. La educación en la región se ha encapsulado y pareciera que es excesivamente localista. La baja en la calidad se genera por que no nos comparamos con nadie y pareciera que lo que se hace es suficiente. Es importante comenzar a elevar los estándares de exigencia y dejar de lado esa tendencia a la permisividad.

En nuestro sistema educativo de nivel superior, se observan fenómenos como estudiantes que no leen, ni están al corriente con ideas de la cultura general, las instituciones educativas están egresando licenciados e ingenieros muy ignorantes y sin las habilidades para mantenerse vigentes en su área de estudio.

Existe, en educación, una especie de pacto inherente en los partícipes en el proceso de la enseñanza a ignorar esos rasgos anti académicos, pero también en ocasiones ellos mismos son participes. Vemos maestros sin hábitos de actualización y estudio e ignorantes de su área de enseñanza porque ni siquiera se encuentran dentro del trabajo de su área, se dedican únicamente a una actividad académica ficticia, que sólo replica lo que el libro de texto que eligió para la clase apunta, pero no abona nada, porque no tiene experiencias, ni se encuentra investigando nada. Pero esto persiste también por que los sueldos para los académicos, no son para académicos. Contratos sufridos, en los que el docente no puede cumplir con sus necesidades básicas utilizando su sueldo y está forzado a tener otra actividad que nada tiene que ver con la academia.

No se alienta a los investigadores, al contrario, se obliga a la asistencia de congresos que muchas veces también son simulaciones, para integrar un record de asistencia a eventos académicos. Y lo peor de todo, existe una nula conexión entre la academia y la productividad municipal, no se integran las universidades en el desarrollo local, sino que este solo sucede como una suerte secundaria o una consecuencia de los egresos poco preparados que se tienen.

Es entonces imperante comenzar a corregir este escenario, salir del esquema escolar en el que nos encontramos y empezar a desarrollar universidades de alto calado. Sin duda invertir esfuerzos en esa tarea traerá progreso regional.