En alguna ocasión, una persona me dijo que él y yo éramos totalmente distintos
26 de septiembre de 2022
Lic Gerardo Medina
"En alguna ocasión, una persona me dijo que él y yo éramos totalmente distintos, desde ese momento y cada minuto de mi vida, estoy seguro y orgulloso que eso me hace sentir paz".
Durante los albores de la adolescencia y la primera etapa de la juventud, uno suele creer que posee la fórmula para cambiar al mundo, queremos cambiar el rumbo de la sociedad pensando que lo que creemos y lo que pregonamos es el sentimiento generalizado; lamentablemente nos vamos dando cuenta, que muchas personas únicamente se involucran en la política para conseguir sus objetivos individuales y meramente personales; así pues, la política paso a ser uno de mis grandes objetivos y una de mis principales pasiones a formar parte de un sistema que me genera en ciertas ocasiones repulsión, sobre todo al ver compañeros de partido y de campaña que al llegar a ostentar un cargo público, se convierten en seres detestables llenos de soberbia y orgullo, sin poder matizar porque personas así siguen teniendo oportunidades en puestos importantes, sin siquiera demostrar algún talento especial o sobresaliente que los haga ser indispensables para desempeñar sus funciones.
Así pues, las aspiraciones políticas desaparecieron con la misma velocidad que deteste a la gente que solo llegó para servirse.
Sin embargo, con el paso del tiempo, asimile que no se necesita la política para poner en práctica lo que eres, aprendí más valores de gente que no tenía un puesto en gobierno, que incluso batallaban para llevar un plato de comida a la mesa de su casa; que no necesitaban ningún tipo de reflector para hacer lo indicado; aprendí que la única ocasión en qué puedes voltear a ver a una persona hacia abajo, es para asegúrate que tiene sufriente comida en su plato y no con desdén y desprecio, cómo la gente miserable suele ver a sus semejantes, que existen personas ateas o carentes de religión, que disfrutan y practican las buenas obras, pero que también existen religiosos y creyentes que hacen obras o se abstienen de ellas solo por la promesa de heredar un paraíso o por la amenaza de un infierno, gente que predica el amor y habla de Dios, pero que sus acciones son detestables, ¿a quien le rezan por las noches?
Tuve la oportunidad de ser servidor y funcionario público desde mis épocas de estudiante, siempre me sentí tranquilo de intentar hacer lo moral y éticamente correcto; pero me permito decir una realidad, las buenas acciones no garantizan una vida fácil, así como las malas no desencadenan sufrimiento terrenal, debemos dejar de imaginar mundos de fantasía dónde el bien triunfa sobre el mal, el universo no funciona de tal forma, las buenas acciones únicamente se hacen porque así debería de ser y no porque obtengas un premio, si tú objetivo es buscar una recompensa el camino está equivocado, aunque debo admitir con gran desagrado que Maquiavelo tenía razón al aseverar que "pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos".
Hoy en día, una de las cosas que más disfruto hacer, es impartir clases, los alumnos son personas jóvenes llenas de sentimientos, sueños e ideales, es un placer para mí intentar transmitir un poco de este pensamiento, no únicamente con palabras, sino también con acciones; lejos de que la sociedad siga pareciendo una causa perdida, cada día me doy cuenta de lo valioso y valiente que es el corazón de los universitarios, verlos enfrentar problemas reales, luchas contra demonios de carne y hueso, me hace sentir sumamente orgulloso y esperanzado, al final de cuentas podemos estar orgullosos de todo lo que hemos hecho, pero también de lo que dejamos de hacer.