Pepe Woldenberg
24 de octubre de 2022
José Guadalupe Rocha Esparza
Reconozco la vida de Woldenberg por los aportes intelectuales, políticos, académicos, editoriales, electorales e institucionales para expresarle mi más sentido reconocimiento que, sin haberlo tratado, ni ser propiamente su amigo, siento afinidad por la inclinación natural a la tolerancia, disposición para escuchar, rendija para dudar, pausas de fe e instintiva civilidad formal.
Simpatizo con la vida de Woldenberg por ser un hombre de temple suave, carácter amable y una decencia natural, prendas que puso al servicio de la vida pública, especialmente su trabajo por la democracia electoral, primero como consejero ciudadano del entonces IFE y después como impecable consejero presidente de 1996 hasta 2003, ante un instituto ciudadanizado.
Coincido con el IFE de Woldenberg como referente de institucionalidad y limpieza electoral, un demócrata que entre 1991 y 1994 analizó con esmero la legislación electoral, proponiendo reformas para la transición pactada con el gobierno, priistas, perredistas, panistas y una mayoría sin afiliación. Ahora el INE vive un trance que merece protección con sello Woldenberg.