Héctor Chávez

En estos días, un viejo tema ha vuelto con fuerza al debate público: el Fobaproa. Muchos lo recuerdan de oídas, otros quizá nunca supieron bien qué era, pero lo cierto es que, aunque no lo veamos, lo seguimos pagando todos los mexicanos cada año. Y no solo eso: todavía falta mucho por pagar.

El tema resurgió gracias a un choque de declaraciones entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el expresidente Ernesto Zedillo. Él, desde medios internacionales, criticó al gobierno actual y habló de riesgos autoritarios. Sheinbaum no se quedó callada: le recordó al país que fue durante su gobierno cuando se convirtió en deuda pública el rescate bancario más costoso de nuestra historia, beneficiando a banqueros a costa del pueblo.

¿Qué es el Fobaproa?

El Fobaproa, o Fondo Bancario de Protección al Ahorro, nació en 1990 como un seguro para los bancos por si las cosas iban mal. Pero en 1995, tras la fuerte crisis económica que hizo temblar al país, se usó para rescatar a los bancos quebrados. ¿Qué significó eso? Que el gobierno —es decir, nosotros los ciudadanos— pagaría las deudas de los bancos.

En 1998, ya como presidente, Zedillo convirtió ese rescate en deuda pública. Desde entonces, la estamos pagando entre todos. Y aunque ya pasaron más de 25 años, aún no terminamos.

¿Cuánto hemos pagado?

Según datos oficiales, hasta 2025 hemos pagado más de 2 billones de pesos (sí, con "b") solo en intereses del Fobaproa. Es dinero que no va a escuelas, hospitales ni caminos, sino a cubrir un rescate que benefició a unos cuantos.

Si dividimos esos 2 billones entre los aproximadamente 137.3 millones de mexicanos que somos hoy, cada uno de nosotros ya ha pagado, sin saberlo, unos 14,770 pesos. Y eso solo en intereses.

¿Cuánto falta por pagar?

El problema no ha terminado. Según reportes recientes, todavía debemos 1.15 billones de pesos. Esto quiere decir que cada mexicano aún tiene una "cuenta pendiente" de unos 8,400 pesos.

En total, sumando lo que ya pagamos y lo que aún debemos, el costo por persona del Fobaproa es de casi 23,200 pesos.

Es como si cada quien hubiera comprado un celular de gama alta que nunca pidió… y que todavía debe pagar en abonos durante muchos años más.

¿Hasta cuándo lo vamos a pagar?

Aquí viene lo más grave. Cada año, el gobierno destina alrededor de 62,489 millones de pesos para pagar los intereses del Fobaproa. Si seguimos así, sin aumentos ni recortes, pagar los 1.15 billones restantes nos tomaría al menos 18 años más, lo que nos lleva hasta 2043 o 2044.

Pero esto es solo una estimación optimista. Porque como la deuda sigue generando intereses, y a veces se refinancia, hay estudios que calculan que el pago completo del Fobaproa se terminará hasta el año 2070. Es decir, ni nuestros hijos ni nuestros nietos se librarán completamente de esta carga.

¿Y por qué se habla otra vez de esto?

Porque el expresidente Zedillo, quien tomó la decisión de convertir esta deuda en pública, ha estado escribiendo columnas y dando entrevistas en medios internacionales como El País, criticando a Sheinbaum y al gobierno actual.

La respuesta de Sheinbaum fue clara: le recordó a Zedillo que él convirtió en deuda pública los errores de unos cuantos banqueros, que hoy seguimos pagando todos. También exigió saber cuánto recibe Zedillo como pensión del Banco de México. El dato no es menor: 143,000 pesos mensuales, mientras millones de mexicanos apenas sobreviven con menos de 8,000 pesos al mes.

¿Por qué importa este debate?

Porque no se trata solo de números. Se trata de entender cómo las decisiones de unos pocos han afectado a generaciones enteras. Y de abrir los ojos a la realidad: no importa si ganas mucho o poco, cada año tú estás pagando intereses de un rescate que se hizo hace más de 25 años. Y todavía te faltan más años por pagar.

También importa porque nos recuerda por qué es clave exigir transparencia y justicia en el manejo del dinero público. Y porque este tipo de decisiones económicas, tomadas sin consultar a la gente, nos afectan por décadas.

Una deuda que sigue dividiendo

Mientras algunos justifican el Fobaproa como “necesario para salvar la economía”, otros lo ven como uno de los mayores fraudes cometidos desde el poder. Lo que es indiscutible es que los mexicanos seguimos pagando las consecuencias, literalmente.

Este debate entre Zedillo y Sheinbaum no es solo un pleito entre políticos. Es la oportunidad de reabrir la conversación sobre el modelo económico que queremos para México, sobre cómo se debe usar el dinero del pueblo, y sobre quiénes deben responder por las decisiones que se tomaron sin preguntar a nadie.

Mientras tanto, cada vez que pagas impuestos, gasolina, IVA o algún trámite, una parte va directo al viejo hoyo negro del Fobaproa. Uno que, por lo visto, seguirá ahí mucho tiempo más.