Irving Omaet Alemán Hernández

Me explico, si estás en el parque comiendo un sándwich, un burrito o lo que sea y de pronto llega un perro ladrando y gruñendo. ¿Cuál es tu primera reacción? Supongo que será huir o tratar de hacerle frente pero estoy seguro de que por la mente no se te va a pasar darle tu sándwich, o aunque sea un pedacito. Es cierto, quizá entre el susto, los gritos y el pánico tires el sándwich al piso, pero no habrá sido una decisión basada en ayudar al perro, sino en autopreservarse. Sin embargo, en un escenario igual pero con un perro diferente, que llega a tu lado moviendo la cola y siendo el animal más tierno del mundo, es altamente probable que se te enternezca el corazón y decidas darle un pedacito de tu sándwich, dependiendo claro del tipo de persona que seas (no un pendejo irritante y maltratador de animales). Si tienes mascota a la que saques a pasear seguramente te has dado cuenta de que los perros que siempre te ladran o tratan de atacarte a ti y a tu mascota son generalmente perros hogareños, ya sea que los tengan encerrados en la cochera o que los dejen salir a la calle de vez en cuando. Pero estoy casi seguro de que nunca te ha tocado que el que te ataque sea un perro callejero porque ellos rara vez andan ladrando o atacando a personas o a otros animales en la calle. ¿Te has puesto a pensar en ello y en el porqué? es muy sencillo, a un perro callejero la violencia le va a funcionar un par de veces, quizá tres, pero eventualmente se topará con un perro más grande y fuerte o con una persona que traiga un palo o un bate, si trata de atacarlos se llevará una tremenda paliza de la que tendrá suerte si se recupera, en otras palabras “Para un malo siempre hay otro más malo”. Ahora trata de traducir todo este asunto de los perros a seres humanos, si tú eres de esas personas cuyo primer instinto es resolver las cosas con violencia, te recomiendo que des dos pasos para atrás y reflexiones, quizá te funcione un par de veces, un par de años, pero cuando te enfrentes al mundo real, a la vida adulta, rara vez será una actitud que te sirva, serán más las ocasiones en las que te meta en problemas e incluso si no, el día en que suceda, serán problemas graves. Este consejo es especialmente útil en mi país, donde los adolescentes, creyéndose los adultos chingonsotes y los buchonsotes bien cabrones andan en antros o en fiestas tratando de verse bien fregones siendo sumamente agresivos. Déjame te digo, mi querido espectador, que si tú eres uno de esos te va a tocar un día en que te topes al hijo de alguien importante, de un malo más malo y las consecuencias serán gravísimas. Todos son unos idiotas, hasta que los golpean en la cara, o peor. Es más, ni siquiera tienes que ser uno de estos idiotas de los que hablo para que algo así te suceda, tengo un amigo al que una vez en un antro le sacaron una pistola porque ojo, la novia del sujeto armado estaba viendo a mi amigo. Él andaba de fiesta super tranquilo, sin molestar a nadie y así, sin deberla ni temerla llegó un tipo armado a hacérsela de pedo, ya me dirás tú qué podría suceder si eres quien anda buscando problemas. Sé que en el corto plazo puede parecer que jugar a la cooperación, la compasión y a ser un maldito ser humano decente va a jugar en contra, la gente se puede aprovechar de ti, etc. Pero ojo, todo esto no es una invitación para ser inofensivo o permanecer indefenso, no me malinterpreten. El perro callejero no es inofensivo ni está indefenso, en caso de ser necesario mostrará los colmillos y se defenderá. Pero ojo con la letra chiquita, el diablo está en los detalles “en caso de ser necesario” En el largo plazo, ser una persona decente, que trate a los demás con respeto y amabilidad te va a traer muchos más beneficios que si eres un pendejo arrogante y agresivo con todo el mundo.