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El legado de Don Eloy

24 de octubre de 2022
Jesús M. Esparza Flores

Jesús M. Esparza Flores

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En contadas veces, apenas crucé alguna mirada con Don Eloy Vallina Lagüera y quizás, algún saludo a distancia, lo vi en su restaurante La Casona, siempre ubicado en la mesa más cercana a la cocina, en algunas ocasiones con sus amigos y en otras con su familia.


El pasado 14 de octubre fallece a la edad de 85 años en la Ciudad de México, donde el empresario chihuahuense fue intervenido, tras una complicación de prótesis de la cadera.


Después del declive de los restaurantes Los parados de Tony Vega, El Galeón del Pirata , Los Vitrales  e incluso de La Calesa (que hoy resurgió en Distrito 1, posicionándose como uno de los mejores), y algunos otros más en la zona dorada de Chihuahua, se hizo un enorme hueco en la gastronomía de la capital del estado, es entonces, que el cariño por su tierra, su visión empresarial y sobre todo, el ser una persona cosmopolita por haber viajado mucho a diferentes países y conocido culturas diversas, que Don Eloy funda el restaurante La Casona en el año 2007 en una vieja mansión construida por el gobernador Luis Terrazas en 1888, la adquirió en 1976, la reconstruyó y años antes la abrió al público como centro cultural, la cual brindó actividades culturales gratuitas durante más de 20 años. Meseros, cocineros, capitanes y gerentes de La Casona, algunos de ellos fueron traídos de la CDMX, no por malinchismo, sino por su fama bien ganada de ofrecer unos de los mejores servicios a nivel internacional, servicio que fue replicado aquí en Chihuahua.


Este ejemplo de servicio y de calidad de alta gama, así como el éxito empresarial, motivó para que en el centro de la ciudad, en el periférico de la Juventud, en diversas zonas de la capital e incluso en las afueras, se detonara un boom de oferta gastronómica impresionante, tanto de cortes, comida japonesa, mariscos, cocina de autor (término para describir las creaciones de un chef, que no proceden de algún país específico o que no tienen una técnica culinaria fija, sino que se basan en la experiencia del chef y en expresar un estilo propio, por medio de una propuesta personal), etcétera.


Es así como hoy, la capital del estado tiene una interesante oferta de bares, restaurantes y antros (aunque me disguste el término); amigos y conocidos de Ciudad Juárez, de Parral, Cuauhtémoc, Delicias y de diversas partes del estado vienen de compras, de paseo y de tour gastronómico.


No voy a mencionar los bancos y demás empresas que Don Eloy creó o hizo crecer por herencia paterna, tanto en nuestro país, como en el extranjero; no, ya que hoy me ocuparé  del legado económico, cultural y de mentalidad que nos deja a los chihuahuenses de todo el estado, como enseguida lo detallaré.


En 1993, Don Eloy  adquirió la Hacienda Encinillas, fundada en 1707 por el Capitán Benito Pérez de Rivera, llegó a tener más de 8 millones de hectáreas de inmensos y espléndidos valles, representando un tercio del territorio del estado de Chihuahua. Los valles de la Hacienda de Encinillas fueron testigos de las correrías y embates de los apaches Jerónimo y Victorio, de la caballería revolucionaria y sus protagonistas, quienes dejaron profunda huella. Cuenta la leyenda que Victorio era mestizo y a la edad de 6 años fue raptado de la Hacienda por una partida apache, por lo que desde pequeño aprendió su lengua, dominó el caballo y se adaptó a la áspera vida del grupo.


Por esta y otras historias, los vinos Encinillas son producto de la imaginación, el tesón y el talento del dueño de la Hacienda, miembro de una familia española constructora del México del siglo XX; de un experto enólogo de clase mundial y de las mejores cepas de las uvas Cabernet Sauvignon, 


Merlot, Shiraz, Cabernet Franc, Petit Verdot, Tempranillo, Malbec y Chardonnay, castigadas por el frío, el calor y el viento desértico y ubicado en las latitudes donde se ubican los mejores viñedos del mundo (entre los 30 y los 50 grados de latitud, tanto en el hemisferio norte como en el sur), mejor conocida como la franja del vino.


La marca de vinos Encinillas ha llegado a sorprender a expertos y catadores, a propios y extraños, deleitar con sus caldos y variedades para contar el legado de la Hacienda y volver a crear historia.

Durante la revolución de 1910, la hacienda fue destruida, Don Eloy reconstruyó la casa principal y la capilla Franciscana construida en 1658, todo esto fue reinaugurado en 1996.


El terroir (término francés para el vino, el café y el té, usado para denotar las características especiales que la geografía, la geología y el clima de un determinado lugar, otorgan a determinadas variedades) del cual goza el Valle de Encinillas, está definido por el suelo arcillo y gravoso del viñedo y las condiciones climáticas favorables que se dan a 1,560 metros de altura. Se logra así una calidad única en la uva, lo que permite producir vinos excepcionales y de gran distinción.


Los vinos de Encinillas han ganado premios, reconocimientos y medallas en eventos internacionales, avalado por expertos catadores, como el Challenge International du Vin, el Concurso de Vinalies® Internationales, El Concours Mondial de Bruxelles y el de Sélections Mondiales des Vins Canada.


Es así como, al día de hoy, Chihuahua ya ocupa  el cuarto lugar nacional en plantación de uva para vino, con más de 400 hectáreas y un crecimiento promedio de 36.5 has. por año, pero se estima que en los próximos años el estado se encuentre entre los primeros tres lugares, ya que el 60% del territorio chihuahuense es apto para el cultivo de la vid y el impacto hídrico es bajo.


La lista de plantación de uva para vino es liderada en México por Baja California, con 3 mil 830 has., seguido por Parras, Coahuila, con alrededor de mil 500 has. y Querétaro con 600 has.


Los viñedos en Chihuahua son una realidad, así como sus fiestas de la vendimia en los meses de septiembre y octubre, algo que solo sabíamos de ellas por las películas o por referencias del Valle de Guadalupe o del extranjero, hoy son un importante atractivo turístico y uno de los detonadores del Enoturismo local.


En próximos artículos, extenderé la importancia del legado de Don Eloy para los chihuahuenses, además del ejemplo gastronómico de La Casona, sentó las bases para la producción de vinos de gran calidad, del cual hoy son empresas importantes los viñedos de Cavall7, Bodegas Pinesque, Piña Mora, Santa Clara, Casa Establo, 5 estrellas, Bodega san Gerónimo, Casa Boutique Reyes Mota, Casa Élica, Casa Revuelta, Cava Baltierra, Faciatec,  Finca San Antonio, Grupo Tres Ríos, Los Cuates Palomino, Misión Cerocahui, Aranza, Altamira, Barraza, Luna Roja, Valles Villalpando, Casa Chávez, Richesse, Pasado Meridiano, Chateau Le Barón, Molino Don Tomás… mas los que se acumulen y los que después mencionaré.


Frase recomendada de la semana: “"La marea alta sube todos los barcos" John F. Kennedy


Cantante recomendado de la semana: Nosotros somos lo que hacemos, lo que comemos, lo que leemos, lo que hablamos, lo que vemos y también lo que oímos, por eso recomiendo a cantantes como Etta James (1938-2012), cantante estadounidense, considerada una de las grandes voces en la historia del rhythm & blues, fue prodigiosa en su tono de voz y esto le permitió convertirse en una cantante de góspel en el coro de su iglesia en Los Ángeles y empezó a hacer interpretaciones en la radio a los cinco años. Poseía el rango vocal de contralto y su estilo musical cambió a lo largo de su carrera, se hizo más profunda y áspera, moviendo su estilo musical en sus últimos años en los géneros del soul y el jazz

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