La libertad
7 de febrero de 2023

Irvin Omaet Alemán Hernández.
Editorialistas Libres de Parral

“Bien analizada, la libertad política es una fábula imaginada por los Gobiernos para adormecer a sus gobernados.” Napoleón Bonaparte ¿Qué es la libertad? ¿Qué es aquello que pedimos día tras día desde tiempos inmemoriales cuando las autocracias y oligarquías predominaban en el planeta (que aún lo hacen). Esta es una pregunta difícil porque al igual que algunos de los valores más importantes que existen, la libertad no tiene una definición concreta, y ¿a qué se debe eso? Bueno, si le pregunta a alguien que tenga cerca, muy probablemente le diga que “la libertad es poder hacer lo que uno quiera” y es una definición que funciona muy bien para el día a día siempre y cuando no se profundice en ella. Pues al instante en el que nos ponemos a pensar, nos damos cuenta de que a pesar de vivir en un país libre, hay muchas cosas que no podemos hacer, ya sea porque la ley lo castiga, porque las normas de una institución no lo permiten o porque los valores de nuestra familia nos lo impiden. Aquí uno podría pensar entonces que la libertad no radica en hacer lo que cada uno quiera, puesto que en papel somos libres pero aún no podemos hacer lo que nos plazca. De esta pequeña reflexión seguramente fue que nació el concepto de “libertinaje” que es básicamente una libertad excesiva y abusiva, que diferencía a la libertad ejercida de manera armónica con los demás de la libertad que pasa por encima de la de los demás; estoy seguro de que muchos han escuchado la frase “tu libertad termina donde empieza la del otro” un dicho muy popular en México, y estoy bastante seguro de que en mayor o menor medida coinciden con esta premisa. Pero, si hay libertad en exceso ¿significa esto que la libertad tiene limitantes? Bueno, es aquí donde la cosa se pone interesante. El liberarse de una cosa, automáticamente le vuelve esclavo de otra. Si viviera fuera del sistema legal, de las normas sociales y de el yugo de la moral, probablemente pensaría que se ha emancipado de todos los límites, pero en ese estado hedonista de libertinaje o “exceso de libertad” sigue siendo usted esclavo de sus impulsos básicos, de sus instintos, de sus pulsiones más primitivas; sería básicamente un animal, peor aún, una bestia sin instinto. Tratar de dominar esos impulsos tampoco le daría automáticamente la libertad, puesto que la razón pura es también esclavizante en cierto modo. Los límites son inherentes a la naturaleza, son muchas las cosas que los tienen, aunque muchas otras no. Por lo tanto, la libertad en su sentido más estricto es imposible de obtener. Puesto que incluso si pudiera liberarse de todo lo anteriormente mencionado, aún tiene límites físicos, no puede vivir más de unas décadas, tiene una cantidad de energía limitada, no puede volar por su cuenta, etc. Dicho esto, ¿debemos entonces darnos por vencidos en esta búsqueda de libertad? Pues, no. Si bien en los casos antes mencionados se pinta una línea gris y muy difusa sobre lo que es la libertad, hay muchos otros casos en los que podemos notar fácilmente cuando se nos priva de ella, por ejemplo a un preso. En casos como este, aquella persona que es privada de su libertad adquiere una convicción increíble por recuperarla; la propuesta que yo hago entonces, es que día con día usted se haga la pregunta ¿de qué soy esclavo? y una vez que identifique a sus amos, ya sean personas, entes o vicios, intente emanciparse de los mismos, que balancee aquellas cosas de las que quiere liberarse con aquellas de las que desea seguir siendo un siervo, como lo podrían ser una meta, un ideal, un estilo de vida, etc. ¿Y por qué debería de hacerse esta pregunta a menudo? Pues porque siempre será esclavo de todo aquello que ignore, en palabras del psiquiatra Carl Jung “hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino” esto es, pues, que entre mejor se conozca a usted y al mundo que le rodea, serán menos las variables que podrán controlar el curso de su vida. Si bien el conocimiento no se traduce necesariamente en libertad, la falta de este sí lo hace en servidumbre.


La Expresión Continúa...

