La pecaminosa maternidad: madres solteras.
5 de noviembre de 2020

Lic. Aylim Urquiza
Licenciada en derecho. Trabaja por su cuenta, asesora jurídica de tiempo completo en el despacho Porras Urquiza

La sociedad se afronta a una dualidad moral bastante incongruente: entre la obligación injustificada de ser madre para obtener la “plena felicidad”, y ejercer esta maternidad bajo las condiciones que se han impuesto.
Sin embargo, esta situación es mucho más pesada y grave para aquellas mujeres que, “tristemente” (según los estándares de la sociedad), no cuentan con el “respaldo” y “apoyo” de un hombre. A ese mínimo papel ha reducido la sociedad el rol de los padres, a “respaldar” y “apoyar”; nada se habla de “ejercer la paternidad”.
Las mujeres que son madres “solteras” (curioso adjetivo que se le ha acuñado, como si de una situación extraña se tratara), afrontan día con día situaciones adversas, y no principalmente derivadas del hecho de ser madres sin “compañía”, sino por los duros juicios a los que son sometidas.
Es común escuchar la frase “salió embarazada”, como si las mujeres hubiéramos comprado un boleto de lotería, y por artimañas de la suerte, le tocó “el premio” a una de todas nosotras. Si la mujer, decide seguir con el embarazo, debe estar preparada para las preguntas sobre quien es el padre, si tiene pareja, por qué no se “cuidó”, y otras múltiples interrogantes. Por otro lado, si desea no continuar, la sociedad la marginará, la llamará “asesina”, y en algunos casos, si la legislación lo permite, terminará tras las rejas.
¿Y el hombre? Sin preocupación alguna.
Una vez que llega el nacimiento, la mujer es obligada sentirse bendecida por ese “regalito” que la vida le ha enviado. En tiempos de redes sociales, es casi un requisito para ser una madre reconocida por la sociedad, el subir constantemente fotos de su hija o hijo, con frases que expresen lo “maravilloso” que es ser madre. Si no lo hacen, el yugo social las castigará por tal falla.
Tienen prohibido expresar lo difícil que es la maternidad; la depresión post-parto sigue siendo un “mito” para muchas mujeres. En ellas solo debe caber el sentimiento de alegría y regocijo; no hay lugar para la ansiedad y el estrés que provoca tener a una persona recién nacida, que altero tus ciclos de sueño, de alimentación y de descanso.
Sin embargo, esta no debe ser la prueba más dura. Durante el largo caminar de ser madres, se afrontan incluso a la curiosidad de sus hijas e hijos, quienes, en algún momento, pueden embestirlas con las dudas. Una vez más hay que explicar las situaciones de tiempo, modo y lugar, pero esta vez, es más difícil, se las explican a alguien que, de manera personal y directa, se encuentra inmerso en esa historia.
A pesar de la titánica y heroica labor que desempeñan, se enfrentan constantemente al rechazo y a las burlas. Es justo en estos días, donde lo anterior se hace más visible: llega el día del padre, y queda prohibidísimo felicitar a las mujeres que desempeñan ambos roles.
Las madres solteras trabajan, son el sustento de sus hijas y/o hijos, están ahí para atenderles no solo económicamente, también afectivamente; dividen su agenda entre ser mujeres, y ser madres. Son enfermeras, maestras, psicólogas, entrenadoras, cocineras, y, aun así, son llamadas “luchonas” despectivamente. La sociedad se burla, y lucha por callarlas, porque no expresen que merecen todo el reconocimiento del mundo, pues entre cansancio y frustración, están haciendo lo que un hombre irresponsable no pudo. En esta sociedad, tal parece que es más pecado ser madre soltera, que un padre irresponsable.
Ante la necesidad de trabajar, se enfrentan al miedo de que llegue el día, en que, por esforzarse por darles una buena calidad de vida a sus hijas o hijos, llegue el reclamo por el tiempo que no estuvieron presentes. La sensación de abandono, es algo que indiscutiblemente, en algún momento de sus vidas les acompañará.
Sin duda alguna, ser madre es algo difícil, pero esa dificultad se acrecienta cuando eres soltera. Hemos intentado derribar los estigmas que acompañaron por años a las madres solteras, sin embargo, en el camino, hemos invisibilizado la ardua labor que desempeñan; se ha minimizado el esfuerzo que hacen.
Es momento de nombrarlas, y con esto, crearles un espacio en el que se pueda apreciar y valorar el lugar que tienen. Es momento de reivindicar la tarea y la imagen de ser una mujer que ejerce su maternidad plena, libre e individualmente.


La Expresión Continúa...

