Luminoso poeta
12 de octubre de 2022

José Guadalupe Rocha Esparza

Conmociona el adiós inesperado del poeta, editor, ensayista, traductor y académico David Huerta, voz y conciencia de la generación del 68, dejando una estela de lamentos, reconocido por los versos de “Incurable”, “El Jardín de la Luz”, o masacre de Tlatelolco, “Cuaderno de noviembre”, “Las hojas”, “Ayotzinapa” y “El Viento en el Andén”, más otros catárticos poemas.
Su poesía desprende luz por todas partes y en las clases que impartía se le escapaba todo su ser. Decía que algunas gentes no les interesan hacer un esfuerzo de orden intelectual, porque se ha vuelto muy poltrona. También dijo que los políticos fanáticos renuncian a la inteligencia con una facilidad pasmosa y a veces sangrienta. “Yo me moriré aprendiendo algo”, decía.
Hijo de Efraín Huerta, el “Gran Cocodrilo”, poeta coetáneo y amigo de Octavio Paz, marcó su poesía de belleza irrepetible, fundamental para entender, recrear y reconstruir el lenguaje poético con libertad y compromiso social. Sus versos se apropian del momento que vivimos en San Miguel: “Un collar de quietud rodea los espaciosos milímetros del yo”.


La Expresión Continúa...

