Navidad.
27 de diciembre de 2022

Irvin Omaet Alemán Hernández.

Han pasado 108 años de que, transcurridos cinco meses desde iniciada la primera guerra mundial, se dio la llamada tregua de navidad entre el ejército aliado y el del imperio alemán. Pero ¿qué fue lo que sucedió en esa nochebuena de 1914 en varios puntos del frente occidental? Pues pasaba prácticamente como cualquier otro día de la infame Gran Guerra: Desde ambos lados de las trincheras, soldados de los bandos alemán y británico intercambiaban disparos y metralla, mientras veían a sus camaradas sucumbir ante el plomo y la enfermedad; el panorama era sumamente pesimista, cientos y cientos de metros de tierra de nadie estaban cubiertos de heridos, muertos, alambre de púas y desolación total. Sin embargo, con la llegada de la nochebuena, en varios puntos del Frente Occidental se comenzaron a colocar árboles iluminados que sobresalían de las trincheras de ambos bandos, de pronto y de manera extraoficial, los comandantes de los ejércitos ordenaban un cese al fuego inmediato y soldados alemanes y británicos comenzaron a avanzar por la tierra de nadie sosteniendo sus banderas blancas, con la esperanza de que el enemigo no les disparace. Una vez que se encontraron, muchos de ellos comenzaron a intercambiar charlas, comida, chocolate, puros e incluso prisioneros. Por doquier el ambiente comenzó a volverse ameno, algunos se dispusieron a recuperar cuerpos y organizaron ceremonias fúnebres conjuntas. Se podía encontrar a jurados enemigos cantando villancicos o jugando partidos de football. “Sin árbitro; no necesitábamos un árbitro para ese tipo de juego... No hubo puntaje, ningún recuento en absoluto, fue simplemente un tumulto”. Ernie Williams, soldado raso de 19 años del sexto Cheshire en diciembre de 1914 El teniente segundo Alfred Dougan Chater, del 2.º Batallón Gordon Highlanders, le describió el fenómeno en una carta a su madre como “uno de los espectáculos más extraordinarios que alguien haya visto” La navidad despierta generalmente tres tipos de reacciones en la gente, quienes la detestan por ser “una fecha dedicada al consumismo vacío y un culto al capital”, quienes temen que el rito “original” se pervierta y se pierdan los valores cristianos en los que “está basada la navidad” y finalmente, quienes no se dejan llevar por las polémicas y simplemente disfrutan de una excusa para pasar tiempo en familia, compartir con los seres queridos y resolver las disputas. Si en un conflicto tan ruin y lleno de dolor como lo fue la Gran Guerra, se permitió un espacio para celebrar esta festividad, quizá su poder vaya más allá de simplemente comprar regalos o de continuar con un rito cristiano que nació del sincretismo con cultos paganos. La navidad ha evolucionado en algo mucho más importante y trascendente que eso, se ha convertido en una razón para dejar atrás los problemas, para notar que a veces peleamos por nimiedades y que, si nos damos la oportunidad, incluso con aquellas personas que creímos jamás reconciliarnos, podemos terminar compartiendo una taza de chocolate y un partido de football. Si esta “excusa” de la navidad se pusiera en práctica más seguido ¿No cree que podríamos acabar con más conflictos? ¿podríamos olvidarnos de aquellas banalidades a las que a veces damos importancia de más? Quizá la fecha de la navidad es artificial y se cimenta en un sistema económico que sólo quiere que usted consuma, o en una religión que tomó elementos paganos para posteriormente sincretizarlos y darle vida a una tradición vacía y cuyo significado original está perdido en el tiempo. Sin embargo, cuando en navidad veo actos de bondad como dos hermanos reconciliándose, de altruismo como un extraño compartiendo con otro lo poco que posee, cuando veo la felicidad de las familias que se reúnen a cenar, cuando escucho historias de cómo hombres que por meses se dedicaron a matarse unos a otros se detienen y logran compartir una noche amena entre sí, me cuesta mucho pensar que la navidad es una festividad vacía, creo que en lugar de ello, poco a poco la hemos estado re significando en algo más puro y general que simplemente los límites de la religión, le economía o la política. En esta ocasión le invito a dejar de lado todo aquello que corroe al concepto de la navidad, deje de criticar la fecha o de celebrarla de manera dogmática, en cambio intente practicar día con día todos los valores que la fecha fomenta, tratemos de que todos los días sean como navidad pero no con regalos ni con cantos específicos, sino con los actos y valores que la festividad representa.


La Expresión Continúa...

