De lector a lector

La siguiente semana termina el periodo de gobierno en Estados Unidos con  Donald Trump como el presidente más polémico y con más inestabilidad política en la memoria de los Norteamericanos. 

Más allá de su personalidad ególatra, de autonombrarse el mejor presidente de la historia y de todas las iniciativas cargadas de racismo y de conflicto comercial con otros países. 

El periodo de la últimos cuatro años será recordado como una época de gran divisionismo no solo en Estados Unidos si no en todo el mundo. 

Donald Trump llegó al poder con la promesa de construir un muro con México,de impedir la entrada de musulmanes  al país, de terminar el déficit comercial con al menos 4 países. China, México, Alemania y Japón. 

Cancelar  los principales tratados comerciales y generar una época de crecimiento sin precedente. 

Visto esto desde el 2021, Trump quedó como un hombre hábil para los discursos y poco efectivo para concretarlos. 

El muro de más de 3,000 km era prácticamente imposible de construir y su famosa amenaza de que México pagaría por el, queda en el anecdotario de la peor retórica de un presidente Norteamericano. 

El déficit comercial al menos con México no solo se redujo si no que creció y sus amenazas fueron; más frases hechas para sus votantes que intenciones realistas de concretar. 

Sin embargo deja un claro antecedente de la debilidad de las democracias; cuando

un hombre terco y muy cerrado a otros puntos de vista tiene el poder total de un país. 

Trump género empatía con líderes populistas en diferentes partes del mundo, desde Bolsonaro en Brasil, López Obrador en México,Johnson en Inglaterra, Putin en Rusia, Organ en Hungría,  Erdogan en Turquía y otros tantos líderes nacionalistas que manejan un discurso fuera de la actualidad, ajenos a la agenda medioambiental, con estrategias del nacionalismo de los años 50 y con una visión de la economía un tanto arcaica. 

En la era de Amazon, el comercio mundial, las energías renovables, aún algunos piensan en la economia de la combustión y el carbón. 

Así Donald Trump termina su gestión,lejos de sus grandes promesas, arrastrado por una pandemia que nunca reconoció, tratando de quitar legitimidad al proceso democrático que lo hizo presidente e incitando una vez más al odio y la confrontación, lo que derivó en los lamentables  hechos del capitolio.

Para el bien de la humanidad Trump se va y con el, la idea de estos hombres que pueden mover el mundo con sus propias ideas, sin dar paso al diálogo y los acuerdos.

Un país por pequeño que sea no puede moverse en una sola dirección y bajo un mando unilateral. 

Mucho menos la economía más grande del mundo, 2020 nos enseñó la ventaja de modelos más orgánicos de gobierno como Francia, Alemania o Canadá. 

Dónde las instituciones son más importantes que los hombres y dónde un personaje mesiánico como Donald Trump no puede soportar  por mucho tiempo su discurso y lo incongruente que es ponerlo en la realidad. 

El mundo sentirá cambios en las presiones  comerciales de Estados Unidos y eso para regiones como el norte de México y en especial el estado de Chihuahua es una buena noticia. 

La regulación de las remesas, estará sujeta a los términos de intercambio y no a la presión política que el gobierno de Trump impuso al tema, que no es cosa menor, la tercera fuente de ingresos en México. 

No faltará quien lo extrañe, pero por el bien de la humanidad y la construcción de un futuro y una agenda más incluyente. Donald Trump se va.