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Entrevista:

22 de noviembre 2021

Viviendo con un asesino; la historia detrás de una mala noticia

La existencia de cara a la muerte; cómo afrontar las barreras de la vida.

parte 1/3.

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Colaboración especial de Christian Baeza.

La idea de enfrentarse a una enfermedad mortal puede ser depresiva para quien la vive en carne propia. En muchas ocasiones, gente de todas partes del mundo reciben la noticia de que han contraído o bien heredado una enfermedad mortal, lo que en muchas ocasiones puede manifestarse con el cambio de humor, entrando en una profunda depresión, dudas e incluso, la idea de la muerte ¿Cómo será?

Esta es la historia narrada de propia voz de una amiga de quien, por respeto a su identidad no daremos a conocer su nombre, la llamaremos Esperanza. Por decisión de ella, la familia no sabe lo que acontece en su salud.

Esperanza es de 27 años de edad y desde hace dos años tiene una lucha interminable contra la Leucemia, enfermedad de los órganos productores de la sangre que se caracteriza por la proliferación excesiva de leucocitos o glóbulos blancos y en la médula ósea; en pocas palabras, tiene cáncer en la sangre.

En 2019, Esperanza como todos los días, se disponía a tener un día común y corriente para alguien que es madre de dos hombres y una mujer menores de edad, hermana mayor de dos hijas y que, además, trabaja en la industria maquiladora; sin embargo, las malas noticias tocarían a su puerta.

Fue durante el transcurso de la tarde que, Esperanza comenzó a manifestar síntomas poco comunes de una enfermedad; dolores de cabeza intensos y aleatorios, presencia de moretones en diversas partes del cuerpo, falta de apetito todo ello acompañado de hemorragias nasales.

Con poca preocupación, la joven de 27 años decidió solo tomar algunos medicamentos para contrarrestar los males, todos ellos sin ser efectivos, siendo la última alternativa visitar a su médico familiar.

En su primera intervención, el médico de cabecera señaló que probablemente pudiera ser migraña, ya que cumplía con varios factores que indicaban que se tratara de ello, a excepción de los moretones en la piel, pero con la mayoría de los síntomas, optaron por diagnosticarle hemicránea (Dolores de cabeza intensos).

Una vez con el tratamiento para el dolor de cabeza se dispuso a continuar con su vida normal, levantarse, alzar, llevar a los niños a la escuela, hacer comida, retirarse al trabajo, volver a casa y dormir.

Sin embargo, al ver que el medicamento recetado por primera vez había perdido todo efecto y los síntomas volvían, esta vez, con mayor intensidad, decidió volver a visitar al médico.

En esta ocasión, el galeno preguntó a Esperanza si tomaba alguna otra medicina aparte de lo que le habían recetado, en ese entonces, ella tomaba algunas pastillas para la depresión por otras razones que en esta nota no daremos a conocer.

“Ah ya, quizás ese sea el problema, el medicamento que te recete y los antidepresivos que tomas pueden ser los causantes de tus molestias, pero te seguiremos haciendo estudios para corroborar que todo esté bien” señaló el profesional de la salud con toda seguridad.

Los estudios arrojaron que todo estaba bien (Al menos, visualmente) descartaron algunas enfermedades y volvieron a lo cotidiano.

No obstante, al ver que los síntomas no disminuían, los estudios no arrojaban nada malo, el medicamento no hacia efecto, la madre de Esperanza la convenció para que consiguiera un tercer diagnóstico.

“Era raro ver que las cosas no cambiaban, sino por el contrario, podría decirse que empeoraban. Por ello convencí a mi hija de hacerse otros estudios” dijo la madre de Esperanza.

Cansada de asistir al médico una y otra vez sin que cambiara el diagnostico, en esta ocasión decidió asistir con una doctora particular, quien le ordenó unos estudios de sangre, ya que no era común que presentara hematomas en la piel sin sentir dolor.

Tras varios días, llegaron los resultados. Lo que se temía, malas noticias, la noticia cayó como balde de agua fría sobre Esperanza. “Lo lamento, usted tiene leucemia”.

“No me caía el 20, no supe cómo reaccionar en el momento, no quise comentarlo con nadie, únicamente por mi cabeza se atravesó una sola pregunta ¿Qué es lo que sigue?”

La doctora le indicó que debía tomar una serie de tratamientos, unos un poco agresivos, unos no tanto, pero todos con el mismo objetivo, curarla de este mal.

No obstante, tras dos años de vivir con este enemigo dentro de su sangre, de incontables medicamentos, bajones de presión, entre otros síntomas, llegó el día de los resultados finales.

“¿Qué me irán a decir? ¿todo estará bien? Son algunas de las preguntas que rondaban por mi cabeza" señaló Esperanza. “espero que haya resultados positivos".

La tarde de este jueves fueron entregados los resultados finales. Durante las horas de trabajo una llamada advirtió a Esperanza del último diagnóstico, la incertidumbre envolvió cada uno de sus huesos, un escalofrió le recorrió hasta la nuca.

“Vi la llamada en mi celular y no sabía si contestar o no, mi mente estaba en blanco, no quería saber los resultados o quizás sí, no puedo explicar lo que sentí esa ocasión".

Lamentablemente, un segundo balde de agua fría le fue arrojado; “Los resultados al tratamiento han sido fallidos. Necesitamos aplicarte otro, este último solamente retrasó que el cáncer se extendiera, no hay avances, pero tampoco retrocesos.”

Para Esperanza, esta noticia fue mala, dos años de su vida le fueron arrebatados por nada, las esperanzas de querer involucrarse en otro tratamiento se extinguen.

“Siento como si me hubieran desahuciado, como si ya no hubiera nada más que hacer, pensar en tomar otro tratamiento me es impensable. Ahora las dudas que tengo es, ¿y si vuelve a suceder lo mismo? Si vuelvo a perder el tiempo como esta ultima vez, ¿Qué deberé hacer?”

Afortunadamente, la vida de Esperanza continua, el brillo en su ser, aunque lo perdió por un rato, ahora brilla con más fortaleza, su familia, amigos e hijos le han atribuido una voluntad de hierro.

Ahora ha decidido darles una segunda oportunidad a los tratamientos contra el cáncer en la sangre, a fin de poder prolongar su tiempo de vida y salir victoriosa de esta batalla.

“Es el segundo asalto, espero poder noquear a esta enfermedad, sé que podré salir de esta, el apoyo de mi familia y amigos son lo que me dan la fortaleza” finalizó.

Hasta la fecha, Esperanza continúa llevando a cabo una vida plena, aún está a la espera de que le den fecha para poder asistir a su primer tratamiento con la ilusión de que haya resultados positivos.

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