Erik Jurado

La apuesta de MORENA para las siguientes elecciones es que el dispendio económico se convierta en votos. En Parral no hay obras clave para el desarrollo municipal, pero si hay incentivos que se repartirán entre los ciudadanos más necesitados para buscar votos. Estos son solo ejemplos del terrible lastre que ha llevado a cuestas nuestro país. Una de las razones más importantes del rezago de nuestra economía y nuestra sociedad es la pobre madurez democrática y la manipulación del votante por medio de dadivas.

Se ha formado en el mexicano un dependiente de las campañas. El mexicano en general, visualiza a las campañas políticas como un periodo en el cual se puede lucrar con los candidatos, pero también se utiliza el recurso público para manipular el voto popular. Esto por sí mismo es problema. Pues a la postre vemos como se utiliza inadecuadamente el recurso público en perpetuar proyectos electorales o políticos.

No hay presupuesto que alcance en esta misión de comprar los agrados sociales o complacer los interese particulares con recursos públicos. Además, de mal gastar los recursos que son el producto del trabajo colectivo se influye para perpetuar la imagen de que con la política se lucra.

La política es un espacio para hacerse rico; esta es una idea bastante generalizada en el pensamiento de los mexicanos. Y no está lejos de la realidad, pues hay un escenario bastante permisivo y leyes que favorecen el enriquecimiento ilícito, pero peor aún, hay una cultura que lo permite, lo promueve y hasta lo celebra.

Si verdaderamente se quiere cambiar el contexto en el que se permite lucrar a costa de los recursos de todos, es necesario generar el marco legal que no permita esas prácticas, pero más importante aún, generar una cultura que repudie las prácticas de corrupción.

Para conseguir ese cambio de paradigma debe iniciarse por una mutación de valores que no puede venir de otro lugar que el hogar y la escuela. Debe generarse un movimiento de alto impacto y largo alcance previsto desde estas dos instancias, es necesario que, en el salto generacional, venga una nueva concepción de lo que es y cómo se hace la política.

Si verdaderamente queremos un país que progrese es necesario que invirtamos tiempo en buscar los cambios pertinentes para conseguir un escenario con visiones divergentes.

Superar el asistencialismo es superar la pobreza y la corrupción.