Erik Jurado

Dentro de los conceptos más marcados en el discurso de las izquierdas en el mundo, y herencia del mismo Marx, está el de la lucha de clases. El filósofo alemán popularizó la idea que la sociedad está marcada por una continua disputa entre los estratos sociales y que eso es lo que promueve el cambio y devenir social.  Para Marx, cuando surge la noción de la explotación del hombre por el hombre es el momento clave en el desarrollo dialectico de la sociedad, unos hombres aprovechan o explotan el trabajo o esfuerzo físico de otros.

Cuando esta idea es analizada con superficialidad, parece que describe bien lo que sucede con las sociedades humanas, una condición utilitaria de unos hombres sobre otros, aprovechando los productos de sus trabajos, y es ahí donde se difunde esta noción entre los diferentes proyectos políticos de izquierda en todo el mundo. La visión de las izquierdas es controlar esa condición abusiva de los seres humanos mediante el peso del gobierno, el gobernante debe frenar entonces esa disrupción y lograr equidad entre las personas, todos bajo la mira y control del Estado, nadie por encima de él.

Mire entonces lo que sucede en un gobierno de Izquierda en México. 

El presidente AMLO, ha buscado demarcar esta condición discursivamente ha polarizado a la sociedad al propagar una visión de anterior abuzo, en el que la mafia del poder y los malvados ricos han dañado a la clase pobre y la han pisoteado. Ese discurso se repite en diferentes escenarios formas y mecanismos, con ello ha generado una recete que se percibe en otros escenarios y tiempos, lo cierto es que siempre las izquierdas ha culminado en el poder del gobernante tratando de aplacar las diferencias mediante el uso de la fuerza y los ejércitos, regularmente las sociedades de izquierda dan un salto inmediato hacia los gobiernos militares, cosas que se está construyendo poco a poco en nuestro país.

Lo cierto es, que esa noción de la lucha de clases es una abstracción bastante chusca si se le ve con ciertas miras, es un símil a decir que el mundo se gobierna por una segmentación de inteligencias o por los atributos físicos como quien es el más atractivo o el más alto, aunque podrían haber coincidencias en el mundo, sin duda será un abuzo hacia los eventos y su interpretación. 

Las relaciones entre las personas son de cooperación y competencia. No creo que algún ser humano en el planeta despierte por las mañanas pensando cómo va a explotar a los demás. En las relaciones sociales y comerciales unos son más inteligentes, otros más fuertes, unos más habidos en la comunicación, etc. Y cada uno pone sus dones para la construcción de objetivos particulares y/o colectivos.

En ese tenor, es necesario desmantelar ese discurso de las clases en México, los mexicanos no merecemos eso y es necesario tomar los problemas en una búsqueda común de sus soluciones y en definitiva la solución no está en confrontarnos unos con los otros.