Erik Jurado

A punto de terminar la “administración” de César Peña Valles, al menos de nombre, deja una ciudad en un claro receso generalizado.

Parral durante este periodo caracterizado por un claro vacío de poder, decisiones y rumbo no generó desarrollo en ningún sentido.

Una administración que sólo tuvo cabeza para pintar bardas o ejecutar obras de pésima calidad, no mejoró en nada la realidad ciudadana.

El turismo, que fue por mucho la vocación de los ultimo treinta años decreció de forma considerable hoy ya ni siquiera son notorias las visitas de extranjeros o de aquellos que se fueron.

La economía no vio nuevos impulsos, o formas de empleo, la cultura está estancada en pobres proyectos sin fines claros.

La ciudad esta sucia y la recolección es deficiente porque ahí hay intereses del dueño de la tiendita, no hay coordinación con la junta para mejorar el problema del agua en las diferentes colonias y por su puesto no hubo un apoyo a la economía familiar, cada año subieron los impuestos sin tener un reflejo claro en el que hacer municipal.

Lo cierto es que esta fue una administración gris, en realidad es la primer vez que me doy a la tarea de hablar de ella por que ni siquiera para eso dio. La administración fue oscura y perdida y el cabildo tuvo exactamente las mismas características.

Sin duda, la suerte de la cabeza la sigue todo el cuerpo, nuestro municipio está hoy en un letargo, por haber apoyado un proyecto que no tenía, ni tuvo nunca decisión personal. Los permisos se gestaban en otra parte y se ejecutaban desde la oficialía.

Esta reflexión es necesaria y los parralenses debemos ser conscientes que no podríamos permitir un gobierno similar. Hoy se habla incluso de la esposa del dueño de la tiendita como nueva tapadera o figura a cargo, o incluso del regreso de aquel que se ha enriquecido con parral.

Los ciudadanos no merecemos eso, y por su puesto ni lo necesitamos; un gobierno experto en imponer por medio de clausuras o cobros excesivos, que se ha favorecido de la torpeza de los partidos políticos y de la segregación civil.

Este año tenemos la oportunidad de dar un giro de timón y no lo podemos desaprovechar, al menos en lo local tendremos que tomar una decisión a partidista y en miras de un cambio radical en la forma de hacer las cosas.

Lo que tenemos aquí es una decisión pro la subsistencia, tenemos el deber moral de recuperar aquella tercer economía que parral fue por mucho tiempo y que hoy oscila entre la séptima y la novena, además tenemos el deber político de romper un cacicazgo que nada bueno ha dejado a parral, probablemente solo aquellos que decidieron agachar la cabeza y fingir que no ven nada.

El 24 es la oportunidad de generar un cambio, ¿podremos los parralenses tener la inteligencia de hacerlo?