Erik Jurado

Hoy queda en entre dicho la posible alianza entre partidos de oposición a MORENA. Se habla de la posible traición de Alejandro Moreno Cárdenas (Aito) a la causa. Pero en este asunto hay varias aristas que deben ser analizadas.

De entrada y personalmente creo que es un principio básico de la política; la suma de fuerzas para vencer al opositor, es un principio pragmático que ha existido desde los tiempos más arcaicos de la política y la milicia, no es necesario justificar demasiado, pues la propia naturaleza del poder promueve que dos fuerzas menores se unan para avasallar a la fuerza mayor. Toda la argucia romántica sale sobrando.

También es cierto que las traiciones existen y que si uno de los opositores encuentra cobijo en el poder, existe una alta probabilidad que se sume al poder para cambiar su estatus. Antes los hombres cuidarán su condición primero que sus ideales, solos aquellos personajes que desean trascender en la historia optaran por otro camino, me queda claro que ni Alito, ni Marko son el caso.

¿Esa alianza beneficia en algo al país? Creo que sí, pues establece una fuerza opositora clara contra un régimen que sostiene con disimulo un autoritarismo burdo y sin sentido.

El problema de ruptura es un asunto que alude a los dos bandos y donde la oposición estuvo en un momento y lo defendió a capa y espada y que ahora quienes en su momento criticaron han debido tragarse sus consignas y mantener un discurso desde el poder.

He aquí un ejemplo de la carencia ideológica de nuestro tiempo o su caducidad, o un llamado fuerte de la realidad por encima de las posturas ideales.

El uso de la milicia es una necesidad, hoy lo tienen claro los dos bandos. Pero no se ha puesto énfasis en las soluciones o alternativas factibles, eso sin morderse la lengua pues ya los dos grupos han tenido o tienen su oportunidad, pero no han planteado nada eficiente.

El miedo latente es siempre el abuso por parte del mandatario de la fuerza y la trasgresión de la soberanía popular, pero si bien es cierto no hay otro camino para la defensa ciudadana, pues la misma política del mandatario de repartir amor, lo ha llevado a ignorar estrategias fidedignas ante la seguridad.

Todos están en una encrucijada y es evidente que no saben cómo salir de ella. Si están de acuerdo, pierden y en contra también, pero lo más lamentable es que con este gobierno perdimos y con esta oposición también, y no se visualiza quien marque la ruta ni construya una agenda de armonía, pues el gobernante es sordo y autocrático, pero la oposición es ciega y cobarde.

Y entonces, en suma esta coalición no tiene miras más allá que vender, la duda de todos será ¿Para qué? ¿De verdad hay un camino distinto en manos de alguien más?

Eso provoca que no haya convicción y mucho menos adhesión, pues los dos bandos dudan, y el votante también.