Jesús Francisco Luján Vásquez

El 10 de abril se conmemoro un año mas del asesinato del General Emiliano Zapata, la parte oficial, el gobierno, rindió homenaje al “caudillo del sur” en el 105 aniversario de su muerte. En el evento, solo estuvieron presentes algunos funcionarios del gabinete ampliado y medios de comunicación, así mismo Martin Batres jefe de gobierno de la Cd de México (único orador) y el propio presidente de la Republica Andrés Manuel López Obrador.

Al escuchar el discurso oficial, uno esperaría que se hiciera no solo el recuento de la lucha heroica del “caudillo del sur” en la defensa de los indígenas morelenses y la exigencia de la restitución de las tierras que los hacendados y las compañías deslindadoras les habían arrebatado, sino además, que se hablara de las diferencias y el rompimiento con Francisco I Madero, quien después de la renuncia de Porfirio Diaz se negó a cumplir las promesas y compromisos adquiridos con las fuerzas revolucionarias, en lo concerniente a la restitución de las tierras a los campesinos, pero ante todo,, con la parte del plan de San Luis que establecía el carácter social de la revolución y reclamaba la mejora en las condiciones de vida y trabajo para obreros, campesinos y demás marginados sociales del país; además, de instruir y establecer que el futuro gobierno, en su forma, debería de ser Republicano, Representativo, democrático, laico, y se ejercería mediante los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Lo que si hubo en la alocución fueron guiños electorales a varios actores políticos; la mención del General Lázaro Cárdenas como el iniciador formal del reparto agrario, al ejército Zapatista de liberación nacional como elemento que busca la “la dignificación” de los pueblos indígenas y a Rubén Jaramillo, este ultimo para consumo de la supuesta ala radical de la 4T, quien han manifestado su descontento por la incorporación a Morena de muchos desertores de otros partidos político.

La otra expectativa imprescindible, era escuchar un análisis sobre la situación del campo en la actualidad, pero de eso nada se dijo, tan poca importancia tiene el campo mexicano para el actual gobierno que ni campesinos hubo en Palacio Nacional en el homenaje a Emiliano Zapata. Sin embargo y a pesar de esta actitud y la omisión por parte de los organizadores y participantes en el evento. Es importante dejar en claro dos cosas: primero, que la designación del General Emiliano Zapata como “Caudillo del Sur“ encapsula la esencia de su liderazgo y su arraigada conexión con el sur de México, además, el hecho de que se recuerde año con año su asesinato a nivel nacional, es un síntoma claro que aun el pueblo de México en general y el campesinado en particular conservan y recuerdan sus banderas revolucionarias y en gran medida la vigencia de las mismas y, en segundo lugar, habría que señalar que la agricultura nacional se ha mostrado incapaz de satisfacer los requerimientos del país, tanto en cuestión de materias primas para la ganadería y la industria, como en alimentos para la población.

Durante este sexenio se ha seguido importando cereales (maíz, arroz, trigo, etc.), oleaginosas (soya), productos lácteos (crema y leche) y productos cárnicos, esto significa que, la insuficiencia que tiene nuestro país se circunscribe en el poco crecimiento económico que ha tenido la economía nacional, de modo tal, que para que nuestro país salga adelante tendrá que aumentar su producto interno bruto (PIB) y para ello, debe necesariamente realizar una enérgica acción tendiente a modernizar la agricultura para llevarla a los índices de productividad a la altura de los requerimientos nacionales.

Finalmente habría que dejar asentado subrayando, que en este evento, también se debería haber revisado o cuando menos mencionado cuanto se ha avanzado en los objetivos y metas propuestas para el desarrollo agrícola que se contemplan en el plan nacional de desarrollo (PND) del gobierno morenista y contrastarlas con las demandas Zapatistas de hace 105 años, pero es claro y manifiesto el mutis que se hizo al respecto y menos mencionar el organismo creado exprofeso con el cual se alcanzaría a estas fechas del sexenio obradorista el desarrollo del campo mexicano y por ende la autosuficiencia alimentaria, me refiero al Frankenstein llamado SEGALMEX plagado de ineficiencia, ineficacia y lo peor de todo, de la peor corrupción de los últimos sexenios.