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Lo que no se dice...

6 de junio de 2025
Lo que no se dice...
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CARRETAS. - Es inevitable volver al tema. Las carreteras federales en México, especialmente en regiones como el sur de Chihuahua, parecen más un vestigio del abandono oficial que una red que impulse el desarrollo. Lo peor no es que estén en malas o pésimas condiciones, lo alarmante es que ya nos estamos acostumbrando a vivir así. Como si fuera parte del paisaje. Como si fuera normal estar mal.

CAMBIO. - ¿Será esto la tan repetida “transformación” de la que habla la presidenta de la República? ¿Una resignación colectiva a caminos destruidos, a brechas que simulan autopistas y a proyectos de infraestructura que sólo existen en el discurso oficial?

DUDA. - Es una pregunta válida: ¿cómo aspirar a un “segundo piso” del progreso nacional, si el “primer piso” —el que conecta al país— está cuarteado, colapsado y, en muchas zonas, simplemente desaparecido?

SITUACION. - La situación de nuestras carreteras no es sólo un problema técnico o presupuestal. Es un síntoma de una política pública ciega al interior del país, que sigue enfocando los grandes recursos a megaproyectos mediáticos —como el Tren Maya o el AIFA—.

HABLANTE. - Se habla mucho de un cambio que nunca llega y se ignoran las causas de millones de mexicanos que enfrentan en lo cotidiano el frustrante día a día en adversidades provocadas por el desdén de la presidencia de la república. Son millones de ciudadanos de buen vivir que no necesitan promesas, sino asfalto funcional.

LOCAL. - Aquí, en la región, tenemos nuestra propia galería de desastres viales: la carretera a Chihuahua capital que apenas sobrevive, la de Durango que más parece ruta de obstáculos, y la que lleva a la zona serrana… esa ya ni existe como tal. ¿Cómo podemos competir en actividades forestales, ganaderas o mineras, cuando si ni siquiera podemos garantizar caminos seguros para transportar mercancías o salir a tiempo a una emergencia médica?

PELIGRO. - Este abandono no es sólo incómodo o peligroso. Es una barrera estructural para el desarrollo, un freno real a la competitividad y una sentencia contra quienes viven fuera del eje metropolitano. Si el gobierno federal realmente quiere hablar de justicia social, debería empezar por reparar el país desde abajo, desde sus carreteras, desde los olvidados.

TRANSFORMACION. - Porque no se puede hablar de transformación en un país donde lo básico se desmorona bajo las ruedas de quienes pese a todo se atreven a transitarlo.


Desde la Rumorosa…

PRIETA. - El silencio puede ser más ruidoso que las palabras. Eso es justamente lo que ocurre con el caso del robo en la Mina La Prieta, un asunto que se dice que ya ha sido acreditado como un delito por la Fiscalía inexplicablemente no se ha actuado.

HURTO. - Sí, hubo un robo. Eso ya está claro. Lo que no se sabe, o no se quiere decir, es qué fue lo que realmente se llevaron, cómo accedieron con tanta facilidad a un espacio que debería estar bajo estricto resguardo municipal, y, sobre todo, quién dio la orden o facilitó las condiciones para consumar el atraco.

ATRACO. - Si efectivamente se dio el robo como se dice en los pasillos de la fiscalía, no se necesita ser experto en seguridad para entender que ese delito será solo la punta del iceberg porque abajo se encontraran una cadena de omisiones, complicidades y ¡permisos oficiales!

LENTA. - Mientras tanto, la justicia camina a paso de tortuga. Y en este país —y en este municipio—, una justicia que llega tarde, no es justicia: es encubrimiento. A cada semana que pasa, el caso se desgasta, se enfría y pierde fuerza ante la opinión pública, como si se tratara de una estrategia bien calculada para enfriar el caso y que el olvido sustituya al castigo.

DENUNCIAS. - Lo más grave es que las denuncias ya están puestas, tanto por la Presidencia Municipal como por la Sindicatura. Hay elementos suficientes para investigar a fondo, pero hasta ahora no ha pasado nada; ¿Será que hay nombres pesados involucrados?

CREDIBILIDAD. - Si la administración de Chava Calderón quiere deslindarse y recuperar un poco de credibilidad debe empujar para que se aclare el caso, caiga quien caiga, aunque eso implique asumir costos políticos o administrativos.

ANORMAL. - Cuando la verdad se oculta, la corrupción se normaliza. Y si la Mina La Prieta ha sido saqueada, el verdadero robo sería permitir que también se lleven la verdad.

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