Jesús Francisco Luján Vásquez

Como quiera que se vea, la intención yanqui de invadir Venezuela, como se había anunciado, mediante el envío de una importante cantidad de navíos, submarinos y portaaviones, no pretendía o pretenden, como decían sus voceros y panegiristas, de combatir el narcoterrorismo o aprender al presidente Venezolano Nicolás Maduro, ni tampoco salvaguardar la democracia y menos la libertad de los ciudadanos venezolanos.

Se necesita estar ciego, o de formar parte del contubernio (como los sectores mas reaccionarios de la oposición venezolana), para no darse cuenta de que, en el fondo la agresión, el bloqueo, o la intervención militar, están los intereses de Estados Unidos como la nación imperialista que es.

Es decir que, si hacemos un esfuerzo de racionalidad suprema de creerles, que lo que buscan es frenar el narcotráfico de estupefacientes y de detener al jefe de Estado venezolano por pertenecer a un cartel (“de los soles” que ni existe), entonces estaremos más que seguros de que nos mienten y que lo que busca E.U. es obligar a Venezuela a mantenerse en la orbita del imperio y bajo el dominio de los capitales yanquis y ante todo quedarse con los recursos naturales eliminando al presidente Nicolás Maduro

Se sabe que Venezuela es el país que más reservas probadas de petróleo tiene, al igual que la riqueza de oro y de las tierras raras que ahora son de los recursos minerales más importantes que la industria de los semiconductores requiere, es claro que, quieren para ellos a la Republica Venezolana completa.

Pero lo más irritante y ofensivo de la situación, para todos los pueblos latinoamericanos dignos, honestos, orgullosos de su origen y que piensen en serio en el futuro de su propia patria, es la desfachatez, descaro y soberbia criminal de tazar en 50 millones de dólares la vida del presidente de un país libre y soberano, simplemente porque así lo ha decidido el inquilino de la Casa Blanca: Donald Trump.

Por un momento, estimado lector imagínese, que el día de mañana, ese mismo imperialismo ordenara a los mexicanos quien debe ser su presidente de la republica o que le pusiera precio a la cabeza de quien nos gobierne ¿estaría de acuerdo? ¿estaría dispuesto a obedecer, sin más, tan humillante intromisión y soberbia asesina? ¿permitiría la intromisión en los asuntos de exclusiva competencia de los mexicanos? Y después de acatar semejante entrometimiento ¿Qué queda de la soberanía de una nación?

La prepotencia y el menosprecio de los imperialistas, no solo hacia Latinoamérica sino al mundo entero ha llegado a tal extremo, que ya no se preocupan, siquiera, por cubrir las apariencias y como lo han hecho infinidad de veces para invadir, destruir o dar golpes de estado a base de mentiras, calumnias y narrativas para que los pueblos del mundo se las crean y acepten, hoy es solo, porque el imperialismo yanqui así lo quiere. Hoy sin recato alguno quieren decidir quien deba gobernarnos, como debemos vivir, y exigen obediencia ciega so pena del bloqueos o represalias económicas y/o intervención militar.

Para lograr sus fines los imperialistas siempre cuentan con aliados, las oligarquías nacionales que nos han gobernado y que carentes de dignidad, empuje y decisión siempre han vivido a la sombra del imperialismo, aceptando las migajas que este les comparte, así como la protección que les brinda el imperio del norte.

Pero el pueblo venezolano y el mexicano debemos comprender que, si eso ha sido así hasta hoy, no quiere decir que tengamos que seguir soportando tal situación. Los pueblos latinoamericanos (que no sus gobiernos) debemos levantar nuestra dignidad pisoteada por las oligarquías criollas y los Yanquis, la cual debe ser nuestra insignia de nuestra lucha para salvar a nuestra patria.

Por lo mismo, hoy más que nunca, urge la solidaridad con el pueblo venezolano, se requiere que los pueblos de Latinoamérica y del mundo entero cierren filas con el hermano que está en peligro, si no queremos que, mañana nos suceda lo mismo. Para ello se requiere que los pueblos se unan, nuestro pueblo se una y se organice, de otra manera seremos presa fácil del fascismo estadounidense.

Reflexionemos