OPERACIÓN. - “¡No pues sí, ese era el que íbamos a escoger!” … Y así, con esa frase digna de meme político, podría resumirse el aval a la designación de Loreto Arzola Soria como nuevo coordinador de los regidores priistas en el municipio de Parral. Una “decisión por consenso”, dijeron, pero no mencionaron quiénes fueron consultados ni desde cuándo el PRI opera por consenso entre quienes no se pueden ni ver.

IRONIA. - La historia tiene su toque de ironía: Julio Yáñez, actual presidente del PRI municipal, terminó dando su aval a quien abiertamente le ha cuestionado, desmarcado y hasta contradicho desde el día uno. Incluso la química entre ellos no se dio, el dialogo tampoco y los vacíos son constantes además de que las expresiones de ambos frentes no son generosas a su contraparte.

HISTORIA. - El profesor Arzola fue de los pocos que no solo no celebraron la llegada de Julio al PRI local, sino que hasta manifestaron su rechazo de manera pública. La línea oficial de imposición del presidente del partido en Parral fue un factor que unió a todos los regidores y cuadros del priismo, ¡parecían uno solo!  Pero fue un instante casi fotográfico, después cada quien fue acomodándose conforme a sus intereses y luego cuando fueron citados en la capital del estado, en la casa “Chelahouse” todos le entraron incluso a hacer lo que antes habían negado que harían.

TIEMPO. - En política no hay enemigos eternos ni coherencias perpetuas, hoy Loreto es el “idóneo” y Julio su mayor porrista. Así de maleable es la lealtad partidista cuando las órdenes vienen de arriba.

NOVEDAD. - En el fondo, esto solo confirma lo que ya se respiraba en el ambiente: el PRI municipal vive una “hipócrita calma”, fingida, regida por una diplomacia interna que funciona mientras nadie hable fuerte, mientras todos sonrían para las fotos. No hay trabajo en equipo, pero hay tolerancia… forzada, silenciosa y convenenciera.

DECISION. - Los demás regidores de la bancada tricolor ni chistaron. Tal vez porque estaban realmente sorprendidos o tal vez porque aprendieron que, en el PRI, más vale aplaudir rápido que cuestionar tarde. En cuanto supieron de la designación, todos dijeron en coro: “¡Qué bueno que fue él! Nosotros también lo habíamos pensado...”. ¡Claro, cómo no!

VICEROY. - El que se animó a ejercer su derecho al pataleo fue Vicencio Chávez, quien sí había levantado la mano y había mostrado interés por el cargo. Su historial reciente lo dejó fuera de la jugada: dicen que todavía resuena el eco del famoso "Duarte pasito" que bailó en un antro de la capital, evento que selló su destino político más rápido que una asamblea exprés del tricolor.

PATALEO. - Como era de esperarse, Vicencio no se quedó conforme con la designación y no tuvo empacho en lanzar una advertencia velada pero clara, en uno de los grupos de WhatsApp.

VISPERA. - Mando un ultimátum con moño rojo. Básicamente dijo que no se callará lo que siente y que, si el partido no lo quiere, él tampoco se va a aferrar. El clásico “me voy antes de que me corran”, en tono de advertencia, pero, con otras palabras.

DATO. - "Sigan haciendo las cosas como hasta hoy, no me se callar cuando tengo un sentimiento, soy directo y sincero si a las autoridades de mi partido al que aun pertenezco no les parece mi forma de manifestarme pueden hacer lo que mejor les convenga" así que aquí al buen entendedor pocas palabras, el regidor Vicencio está preparado para irse ya sea por decisión propia o bien por promoción del mismo PRI.

UNIDAD. - ¿Conclusión? El PRI local sigue navegando con la bandera del institucionalismo, pero el timón va solo, y cada quien rema para donde puede, si no es que para donde le conviene. La unidad es de papel, el consenso una puesta en escena mal coordinada y el discurso una tragicomedia que cada vez aplauden menos.