Lo que no se dice...
16 de septiembre de 2025


CRONICA. - Se veía y percibía que no había condiciones para que los festejos patrios pudieran desarrollarse en Guadalupe y Calvo, por lo menos dos factores hacían vaticinar esta suerte, la primera es la violencia extrema que se presenta en aquellas tierras y la segunda es la cerrazón de la autoridad municipal para dejarse ayudar por colores diferentes al guinda.
SITUACION. - La suspensión de los festejos patrios en Guadalupe y Calvo, Chihuahua, no debe enorgullecer a nadie, ni siquiera a los opositores más férreos del partido en el poder. La celebración del Grito de Independencia no se suspendió por lluvia ni por pandemia, sino por algo mucho más alarmante: el dominio abierto de la delincuencia organizada sobre la estructura de seguridad del gobierno en la cabecera municipal.
SENSATEZ. - La decisión de la alcaldesa Ana Laura González Ábrego de cancelar el tradicional evento no se puede entender sin contexto: enfrentamientos armados, zozobra social, y una completa incapacidad institucional para garantizar la seguridad de la población. Lo grave no es solo que no hubo fiesta, sino que el Estado mexicano, en sus tres niveles fue puestos de rodillas.
HISTORIA. - La referencia inmediata en la memoria colectiva es el año 2008, en el sexenio de Felipe Calderón, cuando la “guerra contra el narco” se desató de manera frontal, con efectos devastadores para la ciudadanía. Entonces sabíamos que estábamos en guerra, y había una narrativa oficial de combate. Hoy, en contraste, el gobierno federal presume una estrategia de "abrazos no balazos", mientras los muertos y desplazados siguen acumulándose. Ni siquiera entonces hubo las condiciones que se viven ahora.
ATENTADO. - La situación actual es aún más peligrosa que entonces, porque mientras los grupos delictivos avanzan, el discurso oficial engaña porque habla de paz, transformación y avance, desconectado por completo de la realidad que viven cientos de municipios como Guadalupe y Calvo, donde el miedo ha reemplazado al orgullo patrio.
MALESTAR. - La alcaldesa González Ábrego está acorralada por una crisis que la ha rebasado y que, en buena medida, también es consecuencia de una gestión ineficaz. Su administración, más preocupada por la línea partidista que por la seguridad de sus gobernados, ha perdido el rumbo y la autoridad moral. No se deja ayudar, se encierra entre los mismos de siempre y cicla los mismos malos resultados.
SOLUCION. - Pero aún hay una salida: recordar que antes que morenista, es ciudadana de Guadalupe y Calvo. Y que, en tiempos de emergencia, la lealtad debe estar con la gente, no con una ideología. Si logra abandonar el encierro político y permite que llegue ayuda, de donde sea, venga de quien venga, podrá comenzar a recuperar algo del control perdido.
ANALISIS. - Guadalupe y Calvo no necesita una heroína de partido, necesita una alcaldesa con dignidad y valor. El grito que no se dio este 15 de septiembre debe resonar como un llamado urgente al gobierno estatal y federal, para que reaccionen antes de que no quede nada que celebrar. No es culpa de ella sino de un sistema ineficaz en donde impera la delincuencia con lo que se ha perdido el último reducto de soberanía que pretenden defender del extranjero cuando los locales la han exterminado.

Desde la Rumorosa
ALARMA. - Las condiciones que se viven en Guadalupe y Calvo se replican en otros municipios y estados del país, donde los gobiernos se ven reducidos a una mínima representación social que están a la orden de delincuentes.
RECUERDO. - El Grito de Independencia es, por definición, una afirmación de soberanía, una celebración de identidad nacional y, en el discurso oficial, una demostración de que México se mantiene de pie frente a cualquier adversidad. Sin embargo, este 2025, en varios municipios del país, ese grito fue acallado por el estruendo del crimen organizado, por las balas que sustituyeron a los fuegos artificiales y por un Estado que optó por callar antes que enfrentar.
ENTIDADES. Chihuahua no es la única entidad donde hay municipios en crisis extrema de inseguridad, la suspensión de eventos masivos en municipalidades de Veracruz, Michoacán, Chihuahua y la inacción del gobierno de Sinaloa, confirman una realidad que muchos funcionarios insisten en negar: la delincuencia está gobernando legalmente o de facto y no solo en los rincones olvidados del país, sino en plazas emblemáticas y cabeceras municipales que durante años resistieron.
CONDICION. - En Veracruz, municipios como Coxquihui, Entablero, Zozocolco y Cerro Azul bajaron la cortina patriótica. En Michoacán, Uruapan, Peribán y Zinapécuaro tomaron decisiones similares. En todos los casos, se habla de prudencia, de evitar riesgos, de cuidar a la población. Pero también se trata de una admisión tácita de que el Estado ha perdido el control territorial.
SINVERGUENZA. - Luego está el caso de Sinaloa, donde el gobernador Rubén Rocha Moya conocido más por su pasividad que por su firmeza optó por la vía más cómoda: no hacer nada. En un estado históricamente señalado por su relación con el crimen organizado, el silencio del gobernador no sorprende, pero sí indigna. La falta de respuestas no es nueva, pero ahora se viste de institucionalidad, como si ignorar el fuego hiciera que se apague.
FACTO. - Lo más grave no es la cancelación de un evento, sino la normalización de la derrota. La estrategia de muchos gobiernos locales parece haberse reducido a esperar que “no pase nada”, mientras los grupos armados toman espacios, imponen sus reglas y controlan el ánimo de la población. La ceremonia cívica se convierte entonces en un lujo de seguridad que no todos se pueden permitir.
DUDA. - ¿qué sigue? Porque si el Estado no puede garantizar la seguridad para una noche simbólica, mucho menos podrá hacerlo para los miles de familias que día con día enfrentan extorsión, desplazamiento forzado, desapariciones y asesinatos.
IRONIA. - En el fondo, este 15 y 16 de septiembre no solo se suspendieron bailes y desfiles: se suspendió, por momentos, la esperanza de un México soberano. Y esa es una alarma que no puede apagarse con discursos ni fuegos artificiales.








