Fernando A. Herrera

Andrés Manuel cambió la forma de gobernar, desde un espacio respetable, con discreción y secrecía que exigen los asuntos del estado y del gobierno, incluso, se atrevió a desdeñar la parafernalia natural que rodea a la gente que recibe, con el voto del pueblo, el poder político público, cambiando todo por una chunga, sin protocolos de forma ni de fondo, improvisó una carpa rodeado de patiños, que creía, le hacían parecer un gobernante de pueblo; ni la “PACA” en tiempos de Chapa Bezanilla y Lozano Gracia se vio tan chafa, como el mesías tropical, según Krause. Lo peor es que Claudia se ha enganchado con lo mismo y su equipo femenino que más parece un grupo de señoras platicando mientras remiendan calcetines, pretenden parecer personas de gobierno que toman decisiones. Basta ver a Rosaicela con sus mejores galas para que todo el gabinete se resquebraje y pierda seriedad; con decirles que la señora de la tienda de abarrotes de mi barrio nos atendía con mejores modos y mejor presencia. La gente del pueblo, con sus matachines y tambora, para sus fiestas familiares o las patronales que celebran en cada pueblo, toman con mayor seriedad la organización y los eventos que exige su devoción, incluso procuran sus mejores galas, y no se andan presentando en esos eventos como si acabaran de lavar los trastos, después de guisar un huevo. Lo que nos dejan ver es improvisación e ignorancia.