DICHO POR ROCHA

El sentido del humor supera cualquier enfermedad por más desoladora que sea, dado que relaja la mente, disminuye la tensión entre las personas, desvía el sufrimiento del paciente, facilita la interacción entre todos y sienta bien, asociado con un sentimiento de mayor bienestar y satisfacción con la vida. Procuremos reír al recordar la comicidad de Eduardo Manzano.

Rememoramos cuando nos carcajeábamos de aquellos personajes del icónico comediante, tales como Gordolfo Gelatino, el Muñecazo de Oro, hijo de doña Naborita; Agallón Mafafas; Don Teofilito; Don Terramicino; Wash and Wear; Chon; Hermano Lelo; Capirucho; El Chachalaco; Doña Paz; Pasiflorino; Jacobo Jaladovsky y Agustín Varios-Rones entre otros. 

Aquello que alguna vez encontramos gracioso se vuelve entrañable, como Doña Lencha, de ojos muy abiertos y labios gruesos, o esa mancuerna original de Viruta y Capulina, Manolín y Shilinsky, Tin-Tan y Marcelo, así como aquellos Polivoces de malicia muy mexicana: “Maestro: Dime, mi pequeño Saltamontes: ¿Nosotros somos monjes lamas o monjes chupas?”.